El Instituto de Coordenadas cree que hay «evidencias suficientes» como para considerar el cigarrillo electrónico como una forma de reducir el tabaquismo
FUENTE: ECONOMIA DIGITAL
El Instituto de Coordenadas ha asegurado que una legislación «flexible» sobre el consumo de cigarrillos electrónicos, como la del Reino Unido, Dinamarca u Holanda, ha demostrado que es una «alternativa real» para reducir el tabaquismo.
Además, el organismo ha comentado que hay «evidencias suficientes» en varios países europeos como para considerar la alternativa del cigarrillo electrónico como una forma de reducir la adicción al tabaco y aminorar sus efectos negativos en la salud.
«Incluir el cigarrillo electrónico en las acciones gubernamentales antitabaco es perjudicial y, por el contrario, a la vista de la experiencia de varios países, hay que abordar todas las oportunidades que el cigarrillo electrónico puede proporcionar para reducir la dependencia del tabaco», ha dicho.
En el caso de España, el Instituto de Coordenadas ha lamentado que la actual ministra de Sanidad en funciones, María Luisa Carcedo, se muestre «muy beligerante» con los cigarrillos electrónicos, hasta el punto de equipararlos al tabaco en una reciente campaña institucional. Una postura que, a su juicio, puede ser un «grave error» que provoca «confusión» en los usuarios hasta el punto de que «hay quienes regresan al tabaco ante las dudas que provoca la falta rigor en la campaña».
«Empleado correctamente, el cigarrillo electrónico es una alternativa efectiva y real para fumadores que buscan deshabituarse, pero no lo consiguen, y es importante tenerlo en cuenta y apoyarlo, junto con otras medidas, desde el control y la regulación institucional», ha apostillado el organismo.
Por tanto, ha asegurado que cualquier iniciativa que contribuya a paliar y reducir un problema nacional que causa actualmente más de 56.000 muertes anuales en España, con un consumo generalizado de más del 23 por ciento de la población y que comporta un gasto sanitario por encima de los 7.000 millones, debe ser valorada de forma «equilibrada y potenciada» para los usuarios que necesitan nuevas herramientas en la lucha contra el tabaco.
«Es necesario valorar el cigarrillo electrónico como una opción más que tiene el fumador para conseguir la deshabituación del tabaco. Actualmente, el tabaquismo es un problema social y sanitario de primer orden que necesita de nuevas formas de abordaje más acordes con la realidad de los fumadores y que contribuya al éxito en el abandono del tabaco. El Ministerio debe analizar, desde la evidencia científica y las experiencias internacionales, la aportación real que puede tener el cigarrillo electrónico en la estrategia antitabaco en nuestro país», ha apostillado el vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, Jesús Sánchez Lambás.
«La desinformación, una constante en el campo del cigarrillo electrónico»
Además de campañas institucionales con «falta de precisión y poco eficientes», la organización ha avisado de que existe una «presión» sobre el cigarrillo electrónico en España que está impactando sobre la libertad de elección en las opciones de deshabituación para muchos ciudadanos que lo ven como alternativa.
«Nadie pone en duda que ningún método de deshabituación del tabaco es inocuo, ya sean pastillas, parches o vapeadores, pero todos ellos bien usados están demostrando mayores beneficios que riesgos y claras ventajas frente a tabaco. Los últimos informes demuestran que los problemas de salud en Estados Unidos que se relacionaron inicialmente con el vapeo podrían estar relacionados con un ingrediente que contiene THC, derivado del cannabis, y tienen que ver con líquidos adquiridos en el mercado negro», ha argumentado el Instituto de Coordenadas.
En este sentido, ha aludido a diversos estudios científicos publicados en medios especializados que afirman que los cigarrillos electrónicos son un 95 por ciento menos dañinos que los convencionales. Otros estudios demuestran que casi un 70 por ciento de quienes usaron cigarrillos electrónicos para dejar el tabaco consiguió dejar de fumar. También hay estadísticas afirmando que el 80 por ciento de quienes recurren a estos dispositivos lo hace con el objetivo de no fumar tabaco.
«La Unión Europea tiene una legislación muy clara y rigurosa sobre el vapeo, con una directiva que se aplica desde mayo de 2017. En todos los países de la UE el vapeo está permitido y, mayoritariamente, su uso restringido a las zonas en que se permite fumar», ha recalcado.
Visión por países y estudios internacionales
De los estados miembros de la Unión Europea, el Reino Unido es uno de los mayores defensores del vapeo como método para dejar el tabaco del mundo e, incluso se plantea hacer la legislación «más permisiva» una vez estén fuera de la UE, tras el Brexit.
En el caso de Francia hay una política «más restrictiva», aunque el vapeo tiene una «excelente aceptación» y hay posicionamientos de colectivos científicos a su favor, a pesar de las reticencias del Ministerio de la salud galo.
También Italia es de los países donde hay mayor número de vapeadores a nivel europeo. Se rigen por las directivas de la UE en el ámbito de la salud, pero desde finales de 2017 se aplican medidas tributarias «muy duras» que hacen «más caro» vapear que fumar; Portugal ha tomado de ejemplo de Italia a la hora de imponer elevados tributos a los productos para vapear, estando la mayor restricción marcada por los precios.
Holanda es uno de los países de la UE con «gran permisividad» ante el vapeo, aunque se aplica la directiva europea; mientras que las autoridades sanitarias de los Países Bajos «apuestan claramente» por introducir políticas de reducción de daños en la batalla contra el tabaco, lo que incluye la recomendación de los dispositivos de vapeo.
No obstante, en los últimos años el gobierno holandés ha hecho advertencias periódicas para prevenir que menores de edad hagan uso de cigarrillos electrónicos. «Mientras el uso de cigarrillos electrónicos ha crecido en Holanda, el consumo de tabaco convencional ha descendido considerablemente», ha sentenciado el Instituto de Coordenadas.
Entre los países ‘vaper friendly’ se encuentran Islandia, Austria, Suecia y Dinamarca. En estos dos últimos países, hasta hace tres años, los vapeadores eran considerados como productos médicos para dejar de fumar, lo que dificultaba la compra de los cigarrillos electrónicos, pero al cambiar la normativa, con la directiva de 2017, se ha expandido de «forma notable» el uso de los vapeadores, al proliferar los puntos de venta, donde la única restricción es ser mayor de edad.
Alemania también se rige por la regulación de la UE y el uso de los vapeadores tiene las restricciones que se aplican también a los cigarrillos convencionales. Está «muy extendida» la utilización de estos dispositivos y las autoridades, de momento, «no han propiciado debates ni a favor ni en contra».
Australia y Nueva Zelanda siguen el ejemplo del Reino Unido y se sitúan entre los países más permisivos con el vapeo. No obstante, en Australia se mantiene una batalla contra las autoridades sanitarias para que se levante la prohibición, impuesta en 2016, del uso de nicotina en los vapeadores.
El caso de Estados Unidos, el organismo ha asegurado que, aunque el debate está «tenso», los medios de comunicación señalan que cada vez son «más claras» las evidencias científicas que circunscriben los problemas al uso de dispositivos adquiridos en el mercado negro y la utilización de sustancias ilegales.
«En torno a este fenómeno del vapeo se han producido informaciones y posicionamientos públicos contradictorios, lo que exige una valoración del estado de la cuestión sobre la situación en términos comparados en occidente y la evolución tras las alarmantes noticias generadas en Estados Unidos y tomadas como verdad revelada en España, sin las comprobaciones rigurosas y científicas que requiere cualquier tema que afecta a la salud y calidad de vida de los ciudadanos», ha zanjado.