Desde una perspectiva científica, un nuevo libro analiza esta intrigante posibilidad y la considera como la más probable
FUENTE: ABC
Desde hace décadas, los objetos voladores no identificados (OVNIs) han captado la atención de miles de personas en todo el mundo. Muchos son ya los que han relatado avistamientos, contactos, incluso abducciones por parte de esos misteriosos «platillos volantes».
Pero sean esas experiencias realidad o simples fantasías, lo cierto es que el llamado «fenómeno OVNI» se ha convertido en una cuestión pública y sobre la que todos, o casi todos, han opinado alguna vez. ¿Quién si no puede decir que nunca ha debatido con familiares o amigos sobre la posible existencia de extraterrestres?
Incluso la Ciencia, siempre pragmática e incrédula, está dejando últimamente la puerta abierta a la existencia de otras civilizaciones inteligentes. El hallazgo de miles de planetas alrededor de otras estrellas y de los ingredientes básicos de la vida incluso en los rincones más remotos del Universo ha llevado a los científicos a considerar seriamente la posibilidad de que, después de todo, podríamos no estar tan solos en la inmensidad del Cosmos.
Un Universo con billones de mundos
Lo cual, por supuesto, no significa que acepten el hecho de que los alienígenas nos estén visitando continuamente. Una cosa es admitir que en un Universo con billones de planetas es absurdo pensar que solo uno esté habitado, y otra muy distinta es creer que «ellos» ya están entre nosotros.
A principios de la pasada década de los 50, el físico italiano Enrico Fermi resumió la cuestión en una sola pregunta. Si hay, como parece, tantas probabilidades de que la vida haya arraigado en otros planetas, e incluso de que en algunos de ellos haya evolucionado hasta la inteligencia, ¿dónde está todo el mundo? ¿ Por qué no conseguimos ver a nadie?
Desde entonces, son muchos los que han aportado todo tipo de soluciones a la llamada «paradoja de Fermi»: inteligencias surgidas en mundos oceánicos bajo gruesas capas de hielo (como sucede con Encelado o Europa en nuestro Sistema Solar) y sin acceso a las estrellas; extrema dificultad, en un Universo tan vasto, de coincidir en la misma región de espacio y al mismo tiempo con otras civilizaciones; especies muy avanzadas que evitan el contacto para no «contaminar» nuestro desarrollo…
¿Y si los humanos son los pilotos de los OVNIs?
Y ahora, en un interesante libro recién publicado por Michael Masters, profesor de antropología en la Universidad Tecnológica de Montana, surge una nueva e interesante posibilidad: ¿podrían los OVNIS estar pilotados por seres humanos que vienen de un lejano futuro? ¿Podrían ser esas extrañas criaturas con las que muchos dicen haberse encontrado, casi siempre con formas humanoides, ser en realidad nuestros lejanos descendientes, regresando del futuro para estudiar su propio pasado evolutivo?
La idea, por supuesto, no es nueva. Pero en su libro, Masters estudia esa posibilidad con «otra mirada», y ofrece una interesante perspectiva que invita a la reflexión. Por ejemplo, Masters está convencido de que, dado el ritmo acelerado de avances en Ciencia y Tecnología, sería plausible pensar que los humanos del futuro hayan sido capaces de desarrollar la maquinaria que se necesita para viajar en el tiempo. El objetivo del libro, afirma su autor, no es el de convencer a nadie, sino el de estimular una nueva discusión tanto entre creyentes como entre escépticos.
Para ello, y según ha asegurado Masters a « Space.com», «decidí adoptar un enfoque multidisciplinario para tratar de comprender las rarezas de este fenómeno. Nuestro trabajo como científicos es hacer grandes preguntas y tratar de encontrar respuestas a preguntas desconocidas. Algo está sucediendo aquí, y deberíamos tener una conversación al respecto. Y deberíamos estar a la vanguardia cuando se trata de descubrir qué es».
La explicación más simple
Para el investigador, además, la posibilidad de que los «visitantes» seamos nosotros mismos es, con mucho, la más plausible. «Sabemos que estamos aquí. Sabemos que los humanos existen. Sabemos que hemos tenido una larga historia evolutiva en este planeta. Y sabemos que nuestra tecnología va a estar más avanzada en el futuro. Creo que la explicación más simple es que somos nosotros. Solo estoy tratando de ofrecer lo que probablemente sea la explicación más parsimoniosa».
El libro, pues, pretende unir aspectos bien conocidos de nuestra propia historia evolutiva con otros aún no comprobados o desconocidos, como son los OVNIs y los extraterrestres.
Turistas y científicos venidos del futuro
Como antropólogo, Masters ha trabajado en numerosos yacimientos arqueológicos en Africa, Europa y Estados Unidos, y asegura que si hubiera tenido la posibilidad de viajar al pasado para entender mejor a nuestros ancestros, lo habría hecho sin dudarlo un instante. «Además, los supuestos informes de abducciones son, en su mayoría, de naturaleza científica. Podría tratarse de futuros antropólogos, historiadores o lingüistas, que viajan al pasado para obtener información de un modo al que hoy, y sin la tecnología necesaria, no podemos acceder».
Pero también podría haber una componente turística. «Indudablemente –prosigue Masters- en el futuro habrá quien pague mucho dinero para tener la oportunidad de viajar en el tiempo y ser testigo de su periodo favorito de la Historia».
Por supuesto, el enfoque de Masters en su investigación es el de «un proyecto en evolución». De hecho, faltan aún importantes piezas en el rompecabezas. Por ejemplo, seguimos sin comprender muy bien qué es exactamente el tiempo, y aún no hemos sido capaces de combinar la relatividad general, que explica el mundo a nivel macroscópico, con la mecánica cuántica, que lo hace en el reino de las partículas subatómicas.
Muchos investigadores, en efecto, creen que nunca será posible viajar en el tiempo. El propio Stepen Hawking dedicó una de sus célebres frases lapidarias a la cuestión: «La mejor prueba –dijo Hawking en cierta ocasión– de que los viajes en el tiempo son imposibles es que no estamos invadidos por una legión de turistas del futuro». Pero ¿Y si en realidad lo estuviéramos?
«Solo estoy tratando –afirma Masters– de presentar el mejor modelo posible basado en el conocimiento científico actual. Con suerte, con el tiempo, podremos continuar construyendo sobre él».
Las reacciones no se han hecho esperar y el libro, prácticamente recién publicado, ha empezado ya a cosechar todo tipo de críticas, tanto a favor como en contra. Un elemento más, como pretendía el autor, para alimentar el debate.