Detener el dolor y encontrar las llaves que lo conducirán hacia su propia libertad depende solo de usted. Las llaves no le caerán del cielo. Usted es su propio carcelero.

FUENTE: SEMANA

Pause su vida por un instante, como si fuera una serie de televisión que usted está viendo por capítulos, imagínese que cada capítulo es una época de su vida que va contando los instantes que más lo han marcado en su biografía. 

Ahora deténgase en esos momentos y sienta profundamente el peso interior que lo ha perturbado en cada una de esas vivencias…

Reconozca que es aquello que lo ata, que lo encadena y que lo hace sentir como un preso emocional imposibilitado para fluir libremente por el sendero de su vida.

Este poderoso ejercicio espiritual le revelara en poco tiempo que es aquello que encadena su vida e impide su transformación. 

Inconscientemente, todos nos apegamos al dolor emocional y nos acostumbramos a vivir con aquellas heridas que aún están activas en nuestra dimensión espiritual y que, de no reconocerlas, difícilmente podríamos sanarlas. 

Hay múltiples cadenas invisibles que vamos arrastrando por nuestra existencia, como si fuéramos entes miserables carentes de fuerza interior, para romper esas ataduras emocionales y alcanzar así la plenitud y la libertad espiritual.  

La depresión, la baja autoestima, la ansiedad, el estrés, los conflictos familiares, un duelo, una pérdida, la infidelidad, el miedo, un trauma, una ruptura emocional, un divorcio, una dificultad económica, etc. 

Usted tiene una tarea espiritual, entender esto es lo que le dará sentido a su vida, esa tarea es reconocer que aquello que más pesa en su vida, es lo que necesita para ejercitar el músculo de su alma.

Desapéguese de lo que encadena su vida, no se aferre al dolor emocional que es la más cruel adicción, así su libertad será real, cuando logre romper las cadenas invisibles de las cuales usted mismo se ha hecho preso.

¿Cuál es su cárcel? Regrese a esa serie de TV que narra su propia historia y reconozca cuál es ese apego emocional nocivo que lo tiene preso hace tantos años. 

Detener el dolor y encontrar las llaves que lo conducirán hacia su propia libertad depende solo de usted. Las llaves no le caerán del cielo. Usted es su propio carcelero…

Si siente que no puede solo, si se siente herido de muerte, si siente que el temor lo paraliza, busque ayuda profesional o guía espiritual y salga del hueco del apego emocional, que es la peor de las adicciones…