El estudio comenzó en febrero, cuando se les facilitó a la Universidad de Cambridge un total de 160 genomas, en gran parte intactos, procedentes de la base de datos del GISAID, una iniciativa público-privada con sede en Alemania que promueve el intercambio de datos sobre el COVID-19
FUENTE: INFOBAE
Por otro lado, se encontró que el tipo B estaba “cómodo” en el sistema inmunológico de las personas en Wuhan y no necesitaba mutar para adaptarse. Sin embargo, fuera de China y en los cuerpos de personas de diferentes lugares, la variación mutó mucho más rápidamente, lo que indica que se estaba adaptando para tratar de sobrevivir y superar la resistencia.
«El coronavirus mutó del tipo A al B y, en la forma B se siente cómodo en el huésped en Asia Oriental. Pero en Europa o Australia, por ejemplo, la historia inmunológica varía debido a la exposición a diferentes enfermedades a lo largo del tiempo», explicó Forster.
Y agregó: “El tipo B del virus puede no prosperar en anfitriones fuera de Asia Oriental y es posible que haya mutado para sobrevivir en diferentes poblaciones. Actualmente estamos analizando 1.000 genomas más del SARS-CoV-2 para confirmarlo, ya que la tasa de mutación parece aumentar fuera de China”.
La variante C es «hija» del tipo B y es el principal tipo europeo, encontrado en pacientes tempranos de Francia, Italia, Suecia e Inglaterra. Está ausente en la muestra de China continental del estudio, pero también se ha visto en Singapur, Hong Kong y Corea del Sur.
Los científicos sostienen que estos estudios podrían ayudar a predecir futuros puntos calientes de transmisión de la enfermedad a nivel mundial.