FUENTE: AFP
Los países europeos más castigados por la pandemia del nuevo coronavirus y Nueva York, epicentro del brote en Estados Unidos, mostraron este domingo señales alentadoras en el combate a la enfermedad, que en América Latina ya ha infectado a más de 100.000 personas.
Estados Unidos, con más de 328 millones de habitantes, superó este domingo la barrera de los 40.000 muertos, casi la mitad de ellos en el estado de Nueva York, de acuerdo con el balance de la Universidad Johns Hopkins.
Andrew Cuomo, el gobernador de ese estado que también ostenta casi un tercio de las 740.000 infecciones de todo el país, anunció por primera vez una disminución de los contagios.
«Hemos pasado el pico, y todo indica que en este punto estamos en descenso», dijo Cuomo durante una conferencia de prensa, pero advirtió que la continuidad de esa tendencia depende de las acciones que se tomen.
Italia, España, Francia y Reino Unido, los más golpeados después de Estados Unidos, también registraron caídas en la tasa de infección, y reportaron además menos muertos por COVID-19.
Según un conteo de la AFP, el Viejo Continente representa casi dos tercios de los 160.000 fallecidos registrados en todo el mundo.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la pandemia está lejos de haber sido atajada, con «cifras constantes o aumentos» en el este de Europa y en Reino Unido.
En África, que superó oficialmente el umbral de los 1.000 muertos, tres cuartos de los cuales se registraron en Argelia, Egipto, Marruecos y Sudáfrica.
Debate sobre confinamiento
La acumulación de pruebas sugiere que el confinamiento y el distanciamiento social han sido la clave en el combate a esta pandemia, que surgió en el centro de China a fines de 2019.
Pero en todo el mundo los gobiernos debaten cómo y cuándo comenzar a aligerar las restricciones al movimiento de las personas, que ha significado una parálisis en la economía global.
El crudo estadounidense cayó este lunes casi un 20%, por debajo de los 15 dólares el barril en la apertura de los mercados el lunes en Asia, un nuevo mínimo en más de dos décadas, debido al desplome de la demanda mundial por la pandemia.
Los expertos también han manifestado su preocupación ante la eventual prolongación del confinamiento y los posibles problemas de salud mental que esto puede acarrear.
La administración de Donald Trump se enfrenta a gobernadores estatales por un eventual levantamiento de las medidas de encierro en Estados Unidos, discusión que se ha vuelto áspera por el aliento explícito del presidente a las protestas contra las restricciones.
Mientras, algunas playas de Florida fueron autorizadas a reabrir este domingo y se llenaron enseguida de gente.
El vicepresidente Mike Pence dijo que todos los estados tienen la capacidad de realizar la cantidad necesaria de análisis de COVID-19 como para permitir una reapertura preliminar de la economía y reanudar parcialmente la vida normal en el país.
Sin embargo, gobernadores de varios estados dijeron que su capacidad de testeo está muy por debajo de los niveles requeridos para evitar nuevos brotes.
Las señalas alentadoras surgen en medio de una disputa entre Estados Unidos y China luego de que Trump advirtiera que Pekín podría enfrentar «consecuencias» si fue «intencionadamente responsable» de la propagación del virus.
El laboratorio de Wuhan señalado como posible fuente del coronavirus aseguró que eso es «imposible».
Según los científicos chinos, el virus pudo haber pasado de un animal al hombre en un mercado que vendía animales vivos en Wuhan.
Bolsonaro mantiene escepticismo
En América Latina, la crisis sanitaria amenaza con una pesada factura. La región roza los 5.000 fallecidos y superó los 100.000 contagios.
En Brasilia, el presidente Jair Bolsonaro, que demerita la letalidad del virus y prioriza la necesidad de salvar la economía, arengó a manifestantes que, rompiendo la cuarentena, se concentraron frente al Cuartel General del Ejército para pedir una intervención militar y el cierre del Congreso.
Brasil, con 210 millones de habitantes, es el más golpeado por la epidemia en la región, con más de 2.300 muertes y casi 36.600 contagios.
La disponibilidad masiva de tests de coronavirus, un factor clave para el ablandamiento de las restricciones de movimiento, dista de ser una realidad patente en la región.
En Bolivia, el gobierno boliviano admitió que en los 40 días que lleva la pandemia en el país se realizaron apenas 3.900 tests. Hasta el momento, se contabilizan 520 contagios y 32 decesos en este país de 11,3 millones de habitantes.
En México, a pesar de las prohibiciones, miles de obreros del vital sector manufacturero siguen operando en fábricas en la frontera con Estados Unidos, convirtiendo a las plantas en invernaderos del virus.
Pascua ortodoxa confinada
Para muchos de los más de 260 millones de cristianos ortodoxos la celebración este domingo de la Pascua tuvo lugar en sus hogares, aunque en algunas zonas las normas de distanciamiento fueron más permisivas.
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, que restó importancia a la gravedad de la epidemia, visitó este domingo una capilla campestre y criticó a quienes «le cortaron a la gente el camino para ir a la iglesia». En Georgia, Ucrania y Bulgaria también se reunieron fieles para celebrar la Pascua.
En un discurso televisado, el patriarca ruso Kirill destacó «la terrible enfermedad que ha tocado a nuestra gente».
La iglesia esta vacía pero «estamos juntos, una gran familia de creyentes ortodoxos», dijo.