La producción de las fábricas de China aumentó por primera vez este año mientras la segunda economía más grande del mundo salía lentamente de su cuarentena por el coronavirus, aunque el consumo se mantenía deprimido ante el aumento de la pérdida de puestos de trabajo.

FUENTE: REUTERS

La producción industrial subió un 3,9% en abril respecto al año anterior, según los datos del viernes, lo que supone un aumento superior al 1,5% previsto en una encuesta de analistas de Reuters y tras una caída del 1,1% en marzo.

Después de meses de confinamientos, China está reabriendo su economía al haber logrado contener el brote. La producción de petróleo, carbón, metales y electricidad se incrementó al reiniciar las plantas sus operaciones en abril.

Sin embargo, China sigue enfrentándose a grandes retos en su sector de servicios, en particular en el comercio minorista, además del impacto indirecto que supone el efecto de la pandemia en el resto del mundo, dañando a otras economías e importantes socios comerciales.

En vísperas de la reunión anual del Parlamento que se celebrará la semana próxima, los dirigentes económicos se muestran especialmente preocupados por la perspectiva de un aumento del desempleo, que plantea importantes riesgos políticos para un país de 1.400 millones de habitantes.

La economía de China se contrajo por primera vez desde al menos 1992 en el primer trimestre, ya que las restricciones para frenar la propagación del virus cerraron fábricas y centros comerciales.

Aunque gran parte de la economía se ha reabierto, muchos fabricantes están luchando con la reducción o la cancelación de pedidos en el extranjero a medida que la demanda mundial se tambalea. A principios de esta semana, informes económicos mostraron que los precios de producción cayeron a su mayor ritmo en cuatro años, al debilitarse la demanda industrial.

Si bien las exportaciones aumentaron inesperadamente en abril, impulsadas en parte por la demanda de suministros médicos, las importaciones experimentaron una caída más brusca de lo previsto, lo que indica una débil demanda interna.

Más revelador fue el colapso de los pedidos de exportación observado en varias encuestas de fábricas para abril, lo que tiene importantes implicaciones para el sector industrial, un importante generador de empleo en China.

Liu Aihua, portavoz de la Oficina Nacional de Estadística, dijo que la presión del desempleo seguía siendo “relativamente grande”.

La tasa de desempleo de China en abril se situó en el 6,0%, ligeramente superior a la del mes anterior.

Hay gran interés por analizar la situación de los trabajadores migrantes, que son una parte importante de la fuerza laboral en China y a menudo no se cuentan en los datos oficiales.

Según Liu, el número de trabajadores migrantes que regresaron a sus lugares de trabajo desde sus localidades de origen en abril fue del 90% respecto a los niveles observados en años anteriores.

Sin embargo, Julian Evans-Pritchard, economista de Capital Economics para China, dijo que esa cifra está probablemente más cerca del 80%, lo que sugiere que el verdadero desempleo es el doble de la tasa oficial.

CONSUMO DÉBIL

Es probable que las presiones del desempleo ejerzan una presión sobre las finanzas de los hogares y arrastren el consumo.

El gasto de los consumidores siguió siendo débil en abril, ya que las ventas al por menor cayeron un 7,5%, un descenso mayor que el previsto —7,0%—, prolongando además la caída de los primeros tres meses del año, cuando las tiendas y restaurantes de todo el país cerraron.

La inversión en activos fijos cayó un 10,3% en enero-abril, en comparación con el 10,0% de caída prevista y con el descenso del 16,1% en enero-marzo.

La inversión en inmovilizado del sector privado, que representa el 60% de la inversión total, cayó un 13,3% en enero-abril, en comparación con un descenso del 18,8% en los tres primeros meses del año.

El sector inmobiliario de China, sin embargo, mostró cierta resistencia, ya que la inversión inmobiliaria se aceleró en abril, mientras que las ventas de inmuebles cayeron a un ritmo mucho más lento, lo que supuso cierto alivio para las autoridades.