La limitación del acceso al público es una de las principales decisiones que se han tomado en todos los eventos deportivos que se han disputado en este convulso 2020. Las medidas de seguridad como las mascarillas y las distancias son obligatorias, pero en la octava etapa del Tour, a su llegada a los Pirineos, se ha visto todo lo contrario.

Una de las grandes tradiciones de las grandes rondas ciclistas es ver a decenas de aficionados que se acercan a las cunetas para empujar (a veces literalmente) a los corredores y sobre todo gritarles el apoyo. En este 2020 no debería haberse producido, pero así ha sido.

Rubén Martín, narrador de ‘Tiempo de Juego’ de la COPE, ha sido uno de los que lo ha señalado públicamente en twitter con una foto que habla por sí misma, pero no fue el único ni mucho menos.

El Tour, de momento, no ha anunciado ningún positivo durante la carrera, aunque sí hubo dos antes de la salida. El protocolo es claro: en caso de que haya tres positivos confirmados, el equipo será expulsado, por lo que mantener las medidas de seguridad son básicas.

Imágenes como esta, con aficionados que se metieron sin control sanitario ninguno y muchos de ellos sin mascarillas o con ellas apartadas, preocupan a la organización, que no descarta limitar el acceso en próximas jornadas.

El francés Nans Peters, del Ag2r, fue el ganador de la jornada gracias a una gran fuga. El esloveno Tadej Pogacar se reivindicó tras el tiempo perdido del viernes con un gran ataque de cara a la general, que sigue liderada por Adam Yates.