FUENTE: investigacionyciencia.es
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en todo el mundo. Sin embargo, la ingeniería de tejidos enfrenta varias limitaciones a la hora de ofrecer soluciones terapéuticas. Ahora, un estudio, publicado por la revista Matter, presenta un prototipo de vasos sanguíneos electrónicos, biocompatibles, flexibles y funcionales, capaces de sustituir arterias principales, en conejos.
Los investigadores, de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur en Shenzhen, China y la Escuela Politécnica Federal de Lausana, destacan que el sistema también podría usarse como plataforma para la terapia génica o la liberación de fármacos.
La estructura de los vasos artificiales imita la de los naturales, pero también integra componentes electrónicos. En concreto, los científicos encapsularon metal líquido en un polímero biocompatible. Asimismo, evaluaron la toxicidad de los vasos resultantes, de 2 milímetros de diámetro, en contacto con un sistema vivo. Para ello, sembraron tres tipos distintos de células en su pared interna que, tras 14 días en cultivo, sobrevivieron y colonizaron toda la superficie, hecho que confirmó la biocompatibilidad de los vasos.
De forma interesante, el paso de una corriente eléctrica a través de ellos favoreció la migración y proliferación de las células, y por consiguiente la formación de nuevos vasos sanguíneos, o angiogénesis. Además, la aplicación del campo eléctrico también mostró la capacidad del sistema para almacenar, y posteriormente liberar, material genético. Este proceso, conocido como electroporación, resulta de utilidad para la inserción de genes durante la terapia génica.
Los buenos resultados obtenidos in vitro llevaron a los autores a realizar pruebas en un modelo animal. En concreto, remplazaron la arteria carótida de conejos de Nueva Zelanda (Oryctolagus cuniculus) por el sistema vascular electrónico. Tras la intervención, la sangre fluyó con normalidad a través del vaso artificial durante más de tres meses, momento en el que se sacrificó a los animales. El examen post-mortem de los implantes reveló su total integración en los tejidos de los conejos, así como la conservación de sus propiedades eléctricas.
En un futuro, los autores planean optimizar el sistema para incluir baterías y sistemas electrónicos más complejos, que permitan monitorizar constantes como la presión y la velocidad sanguínea o los niveles de glucosa en sangre.
Marta Pulido Salgado