«Cómo criar a un bebé para que tenga un buen desarrollo y buena relación con sus padres.
La crianza no es un camino fácil, si acabas de enterarte de que esperas un bebé, o si es ahora cuando empiezas a informarte para aquello para lo que nadie nos prepara (la crianza y educación de un bebé), quizás no hayas oído nunca este término: crianza natural.
Si es así, o si lo has oído pero no entiendes muy bien a qué es la «crianza natural», e incluso te da la sensación que debe ser algo muy hippie que consiste en dejar a los niños y niñas hacer lo que les salga en gana, estás leyendo la entrada correcta.
Porque quizás cuando acabes te digas que «me encanta, la crianza natural es para mí y mi familia» o «a la mierda, yo ni loca/o», pero al menos sabrás en qué consiste y por qué hoy en día cada vez más madres y padres están dejando atrás el estilo autoritario que tanto imperó cuando éramos niños.
La crianza natural, también llamada crianza con apego, es una manera de educar a los hijos algo diferente a los estándares conocidos. Por definir la crianza natural de algún modo, en la educación tradicional, la que recibimos la mayoría de adultos de hoy en día, se considera al niño como un ser con capacidad e intención de tomar el control de todo cuanto le rodea, y sobre todo de sus padres.
El objetivo de los adultos es tener todo el control, imponer nuestras normas y valores, someterlos a nuestra voluntad y, en definitiva, hacerlos seres obedientes.
La crianza natural, en cambio, tiene una visión diferente de las necesidades de nuestros hijos y muestra la importancia de comprender su mundo emocional, para que reciban un trato más respetuoso con el fin de permitirles que tengan más libertad para ir modelando su personalidad en base a las normas y valores que les podamos transmitir, sin buscar la obediencia ciega, que sean respetuosos y capaces de exigir respeto y que sean responsables, amables y honrados porque crean que deben serlo.
Aunque el objetivo podría considerarse en algunos aspectos similar (es lógico, pues todos queremos que nuestros hijos sean personas de bien), los métodos para alcanzar esa meta son muy diferentes y, mientras la crianza natural abraza las nuevas pedagogías y todo lo que la ciencia lleva años demostrando, el modelo tradicional del cachete a tiempo y los castigos y premios tiene demasiados inconvenientes como para seguir considerándolo una buena alternativa.
¿Cuál es la teoría del apego de Bowlby?
La crianza natural basa sus principios en le teoría del apego de Bowlby. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos niños quedaron huérfanos con evidentes problemas de adaptación y de comportamiento, John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista, empezó a analizar estas respuestas conductuales y a documentar lo que denominó como «privación materna».
Analizó las relaciones de niños y niñas con los adultos, y a finales de los años 50 publicó sus primeros trabajos sobre la teoría del apego, por la que aseguraba que los bebés y niños necesitaban de un vínculo emocional sólido para poder desarrollar correctamente su personalidad y sus potencialidades.
Si en situaciones de miedo o ansiedad un bebé cuenta con una figura de apego capaz de dar una respuesta satisfactoria que le haga sentirse seguro, podrá dedicarse a aprender y desarrollarse, pues no tendrá que preocuparse por sobrevivir.
Por estas teorías Bowlby fue repudiado y criticado, pero la evidencia empezó a apoyar sus ideas cuando Harlow desarrolló la teoría de la madre suave.
La teoría de la madre suave
En una época en la que se consideraba que lo mejor para el desarrollo de los niños era propiciar que se criaran con poco afecto, sin sostenerlos en brazos y sin atenderlos cuando ya habían comido y estaban limpios, porque el hecho de cogerlos podría hacer que fueran niños demasiado «mimados», débiles y llorones, o dependientes de sus padres, la teoría de la madre suave rompió muchos esquemas y ayudó a desarrollar la teoría del apego de Bowlby.
Harlow decidió estudiar cuán necesaria era la atención de los padres (o más en concreto, de la madre) para un bebé más allá de sus necesidades básicas, y para ello investigó con las crías de los monos rhesus. La investigación consistía en separar a las crías de su madre y sustituirla por dos madres artificiales. Una con aspecto de mono, suave, confeccionada con felpa, y una con un aspecto más frío, de malla metálica, pero con un biberón que le proporcionara alimento.
Cuando la mayoría esperaban que los monos escogieran a la «madre» metálica, la del biberón, por su capacidad nutritiva, las crías decidieron quedarse con las madres de felpa la mayor parte del tiempo. Solo cuando tenían hambre se acercaban a la otra (llegaban incluso a intentar comer cogidos de la madre de felpa).
Cuando se les cambiaba de entorno, aún con ambas madres artificiales presentes, se aferraban a la madre de felpa hasta que se sentían seguras para explorar, volviendo a ella cuando se asustaban por algo.
Al provocar un nuevo cambio de hábitat, ya sin su madre de felpa, empezaban a comportarse diferente: llorando, gritando, chupándose el dedo y buscando un «objeto suave» al que aferrarse.
Esto demostró algo que ahora muchos tienen muy claro y otros aún no han entendido: que los monos, como los bebés humanos, vienen al mundo necesitados de una figura que les dé seguridad y tranquilidad por encima de sus necesidades más básicas de alimento, eliminación, etc.
¡Pero siempre han tenido madre!
Claro. Siempre se ha tenido claro que madre no hay más que una. Pero igual que hay muchas maneras de ser padre, hay muchas maneras de ser madre, y mientras unas parejas pueden comportarse como una madre de felpa, calentita y suave, otras pueden comportarse como la madre de la comida, atendiendo a sus bebés para cubrir sus necesidades básicas sin tener en cuenta las necesidades de afecto o seguridad de todos los bebés.
¿O acaso no seguís oyendo hoy en día esos consejos de «No lo cojas en brazos que se va a acostumbrar», «No le hagas tanto caso que lo tienes enmadrado», «Déjale que llore un poco por la noche para que aprenda a dormir solo», «Donde mejor están los niños es en el cochecito y no en brazos», etc.?
Y aquí es donde entra la crianza natural
El pediatra norteamericano William Sears fue quien acuñó el término Attachment parenting que se traduce como «crianza con apego», que también conocemos como crianza natural, basando esta filosofía de cuidados en la teoría del apego de Bowlby.
La crianza natural es un estilo educativo que busca ofrecer al bebé lo que se considera que necesita: no solo alimento, higiene, la seguridad y confort de un hogar y pañales limpios, sino también brazos, cariño, amor y atención, basándose en la premisa de que el llanto es una llamada de auxilio del bebé, su manera de expresar que necesita sentirse seguro y en calma para poder explorar y aprender del entorno (como los monos, que necesitaban saberse cerca de su madre para estar tranquilos).
Las claves de la crianza natural
El Dr. Sears definió las ocho claves de la crianza natural para comprenderla y ponerla en práctica. Se les llama las ocho B de la crianza con apego y son las siguientes:
(Birth bonding) Lazos afectivos desde el nacimiento
Consiste en fomentar el contacto piel con piel con el bebé desde el momento en que nace, como ya hacen en muchos hospitales. El bebé necesita a la madre y estar con ella facilita la instauración de la lactancia materna, le hace sentirse más seguro (los que son separados aumentan la frecuencia cardíaca y empiezan a sentir estrés, consumiendo más glucosa sanguínea) y la madre se vincula más fácilmente con su hijo.
(Breastfeeding) Lactancia materna
La segunda B de los 8 pilares de la crianza natural es el breastfeeding, el alimento de los bebés humanos, el que sigue con el trabajo que la placenta deja a medias.
En las últimas semanas de embarazo la placenta traspasa gran cantidad de células inmunitarias al bebé, pero su trabajo no es completado porque el bebé nace poco después.
La encargada de continuar con ese trabajo es la «placenta externa», o mejor dicho, las placentas externas, que son las glándulas mamarias de la madre, que empiezan a producir calostro y luego leche, ricos en nutrientes y defensas.
Además, es un contacto directo piel con piel, entre madre e hijo, que ayuda al bebé a crear un vínculo con la madre (solo ella puede alimentarlo) y viceversa; un vínculo al que ayuda la secreción de oxitocina que se produce en la mujer, que es la hormona que se segrega, por ejemplo, cuando nos enamoramos de alguien (la llaman la hormona del amor).
(Babywearing) Llevar al bebé encima
Donde más tranquilos están los bebés es al cobijo de su madre o su padre y por eso se promueve el uso de portabebés, fulares o sistemas para que los bebés estén con sus padres, como se ha hecho desde siempre, y no en un cochecito, que en realidad es un invento reciente.
Llevar al bebé encima es uno fundamentos de la crianza natural, los bebés que van en brazos o en portabebé se sienten más tranquilos, pueden incluso dormir por más tiempo (precisamente porque se sienten seguros) y tienen más ratos de vigilia tranquila, que ayuda a su desarrollo: como no tienen que preocuparse de peligros que no entienden, pueden dedicarse de aprender de su entorno y de nosotros, observando y escuchando cuanto sucede a su alrededor. Y en contra de lo que puedan decirte, los bebés no se acostumbran a ir en brazos.
(Beding close to baby) Dormir cerca del bebé
Al dormir cerca de los bebés duermen más y mejor, enseñándoles además que la noche y la oscuridad no tienen por qué ser desagradables. No es más que la continuación de la atención que ya sucede por el día, proporcionando la misma contención y seguridad por la noche.
(Belief in the language value of your baby’s cry) Confianza en el valor de su llanto como lenguaje
Atender el llanto del bebé, entendiéndolo como su manera de decirnos que algo no va bien. Durante mucho tiempo se nos ha «traducido» el llanto del bebé como un intento de tomarnos el pelo o manipularnos; algo así como si estuviera intentando tomar el control.
La realidad es que los lóbulos frontales del cerebro del bebé, encargados del raciocinio, tardan unos meses en empezar a desarrollarse y en consecuencia es imposible que haya una segunda intención cuando un bebé llora.
Así, cuando llora, debemos responder al llanto de los bebés porque igual que para los adultos es importante sentirse escuchados, comprendidos y acompañados por otras personas, para ellos también.
(Beware of baby trainers) Tener cuidado con los adiestramientos
Las rutinas pueden ser muy útiles para los padres y para los bebés, que acaban aprendiendo la dinámica familiar. Sin embargo, si son demasiado rígidas pueden aparecer problemas. Digamos que lo importante es buscar una manera adecuada de funcionar en casa, pero teniendo claro que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.
De hecho, muchos bebés acaban revelándose si intentamos forzar las situaciones (si queremos que coman cuando aún no tienen hambre, que duerman cuando aún no tienen sueño o que estén solos sin estar aún preparados, por ejemplo).
(Balance) Mantener un equilibrio
Es una manera de decir que como padres, igual que como personas, debemos buscar el equilibrio. No llegar al extremo del autoritarismo en la crianza, pero no caer en el de la permisividad.
Mucha gente confunde la crianza natural con «dejar al niño que haga lo que le dé la gana» y esto no es así.
La base de la crianza natural radica en ser un ejemplo para que los niños aprendan de nosotros, pero ser lo suficientemente humildes como para darnos cuenta de que los niños tienen mucho que enseñarnos también, y dar valor a sus sentimientos, opiniones y decisiones (que no quiere decir que deban prevalecer necesariamente, sino que debemos escucharlas, valorarlas y responder sin humillaciones, si lo que queremos es que en el futuro sigan contando con nosotros a nivel comunicativo).
(Both) Ambos
Que ambos, los dos miembros de la pareja (si los hay), estén implicados en la crianza y el cuidado del bebé y luego niño, de día y de noche. Que ambos estén involucrados en atender sus demandas, su educación y en los valores que se le quiere transmitir.
Esto no quiere decir que ambos tengan que ir a la una siempre en la crianza natural, como se dice habitualmente (si uno como padre está metiendo la pata, ¿debe el otro sumarse al error?), sino remar en la misma dirección para que haya buen clima y el niño crezca en base al equilibrio conseguido por ambos.
Y a todo esto, ¿Cómo se aplica la crianza natural?
Estas ocho claves para la crianza natural no son ítems que haya que cumplir para saber si vas en buen camino. De hecho, somos muchos los padres y madres que intentamos llevar una filosofía de crianza muy parecida a la mencionada que nunca habíamos oído hablar de las ocho B.
Al final, la crianza natural radica en cambiar el modo en que, hasta ahora, hemos tratado a los niños. Una filosofía de vida y de cuidados que se basa en el diálogo, el cariño, el respeto y en pasar tiempo con ellos para transmitirles nuestra manera de ver la vida y que ellos desarrollen la suya libremente (con un equilibrio lógico entre libertad y límites).
¿Cómo se aplica la crianza natural en nuestras vidas, en un capitalismo feroz que nos ha abducido hacia la producción y la competitividad, sin que haya conciliación laboral? ¿Cómo aplicas la crianza natural cuando los permisos de maternidad y paternidad solo cubren 16 semanas de vida del bebé? ¿A las 16 semanas ya lo has criado? ¿Ya puede formar parte del engranaje capitalista? Tanto la crianza natural como cualquier tipo de crianza necesita más.
Pues esa es una de las luchas que cada madre y padre debe llevar a cabo, tanto interna como externamente. Llevar a cabo una crianza natural no es fácil. Pero si queremos que nuestra sociedad evolucione, si queremos que nuestros hijos lo hagan mejor que como lo hacemos nosotros, y si queremos hacerlo como padres mejor que como lo hicieron los nuestros (que en la mayoría de casos fue del mejor modo que pudieron y supieron), vale la pena intentar un método de crianza diferente. crianza natural
Y no es solo por eso por lo que deberíamos conocer la crianza natural. Es que cuando conectas emocionalmente con tus hijos, cuando hay respeto mutuo y poco a poco fluye la comunicación, se establece una relación de confianza que lo hace todo más intenso, más estimulante, más bonito, más amable y a la vez, más divertido. La semilla que luego debe brotar para que cuando lleguen épocas probablemente más complicadas, siga habiendo confianza, comunicación y respeto».
AUTOR: ARMANDO BASTIDA
INVESTIGACIÓN: LIDYS DURÁN.