Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos, nombró al experimentado diplomático William Burns, de 64 años, su hombre de confianza para encabezar la Agencia Central de Inteligencia (CIA), un «diplomático ejemplar con décadas de experiencia (…) que comparte mi más profundo sentimiento de que la inteligencia debe ser apolítica y creo que a esos profesionales les debemos gratitud y respeto». Este hombre ha servido tanto en administraciones demócratas como en republicanos, desde Ronald Reagan hasta Barack Obama.
Burns, se desempeñó durante 33 años en cargos diplomáticos, fue ex secretario de Estado adjunto de Estados Unidos y actualmente es presidente del prestigioso centro de estudios Carnegie Endowment for International Peace.
Este reconocido diplomático estuvo detrás de las conversaciones para alcanzar un acuerdo nuclear con Irán, que fue atacado y abandonado por Donald Trump, es solo uno de los muchos logros de un diplomático con amplia experiencia, un perfil poco común para encabezar los servicios de inteligencia y contrainteligencia estadounidenses.
Burns junto con Avril Haines, elegida como la coordinadora de inteligencia nacional, el diplomático tendrá la complicada tarea de pasar página de la administración de Donald Trump.
Es de destacar, que el presidente saliente de Estados Unidos despreció, e incluso contradijo, constantemente a las agencias de inteligencia de su país. Negó y minimizó, por ejemplo, la injerencia de Rusia en las elecciones de 2016, con las que accedió al poder. También fue acusado de intentar politizar a las instituciones, poniendo a personas leales a él en la cabeza de las instituciones.
«El embajador Burns es un servidor público probado en situaciones de crisis que ha pasado su carrera trabajando para mantener a los estadounidenses seguros y protegidos», dijo el equipo de transición de Biden.
Burns será el primer jefe de este gran servicio de inteligencia, espionaje y contraespionaje que procede del Departamento de Estado, sin embargo, su perfil se adapta más al de un diplomático, según los tradicionales usos y costumbres, el frente de la CIA.
«Bill», como se le llama afectuosamente a Burns, es un experto en Rusia, un dato extremadamente relevante en un momento en que la relación entre Washington y Moscú está más dañada que nunca.
El diplomático fue embajador en Rusia entre 2005 y 2008, y ocupó altos cargos en el departamento de Estado.
Burns debe suceder a Gina Haspel, directora del a CIA desde 2018, sustituta a su vez de Mike Pompeo, uno de los mayores fieles a Trump, cuando el presidente republicano le nombró secretario de Estado.
Burns debe ser confirmado por el Senado, en el que los demócratas de Biden tienen la mayoría.
Biden ha pedido al Congreso que confirme a su equipo de seguridad nacional lo más cerca posible del 20 de enero, cuando asumirá el cargo, pero aún enfrenta la perspectiva de tener pocas personas designadas de forma permanente cuando tome el poder.
Recalcó el experto de la CIA Melvin Goodman , que «el nombramiento de Burns mandará una clara señal sobre la importancia del servicio público, que se ha deteriorado en los últimos cuatro años, y eso será importante no sólo para la CIA sino para toda la comunidad de inteligencia».
Burns fue el segundo vicesecretario de Estado del expresidente demócrata Barack Obama (2009-2017) que se integra en el equipo de seguridad nacional de Joe Biden. Durante la presidencia de Obama, estuvo implicado en las negociaciones secretas realizadas en 2011 y 2012 en Omán con este país enemigo, pese a la ausencia de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Estos diálogos abrieron el camino para los oficiales establecidos después entre Téhéran y las grandes potencias (Estados Unidos, China, Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido), que desembocaron el acuerdo de 2015 con el que se pretendía evitar que la República Islámica se dotara de un arma nuclear.
Donald Trump abandonó el pacto en 2018, por juzgarlo insuficiente, y restableció y endureció más tarde las sanciones estadounidenses contra Irán.
Joe Biden se ha comprometido a regresar al acuerdo y levantar las sanciones, a que Teherán vuelva a aplicar restricciones a su programa nuclear, del que comenzó a alejarse en represalia a la «presión máxima» ejercida por Washington.
«La estrategia de presión máxima de la administración Trump fue bastante insensata», valoró Bill Burns durante una conferencia en octubre del pasado año, antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, saludando la posición «razonable» de quien entonces era el candidato demócrata.
Antes, sin embargo, avisó de que un retorno al acuerdo era «mucho más fácil de decir que de hacer», debido a los «daños cometidos en los últimos años”.
Biden solicita al Congreso que confirme a su equipo de seguridad nacional lo más cerca posible del 20 de enero, cuando asumirá el cargo, pero aún enfrenta la perspectiva de tener pocas personas designadas de forma permanente cuando asuma el poder. S.R
Redacción: Prensa: www.elnacionaldigital.com