El hoy expresidente de Estados Unidos, Donald Trump se convirtió en el multiplicador de las fracturas, dejando un país herido y lleno de dudas e iras.
«Con otros cuatro años increíbles en la Casa Blanca», soñaba Trump, pero abandonado por gran parte del bando Republicano y con un juicio a cuestas, dejó la residencia presidencial.
EEUU ahora se encuentra con un daño duradero ante los ojos del mundo, y que está bastante lejos de ser «la ciudad que brilla en lo alto de una Colina» como lo expresó Ronald Reagan, icono del partido republicano.
El expresidente de 74 años, con provocaciones y burlas fue el protagonista de la historia de Estados Unidos. Los estadounidenses asustados y angustiados han presenciado cómo llegó un hombre al poder con estruendo y sin ningún tipo de restricciones.
Lo sorprendente del caso fue que este hombre dividió el mundo en «Ganadores y Perdedores», la derrota ante el Demócrata Joe Biden le afectó. A diferencia de sus tres predecesores (Barack Obama, George Bush, y Bill Clinton), Trump fue hombre de un solo mandato. Mostró vulnerabilidad pero también demostró la fuerza y resistencia de los EEUU. Trump se negó aceptar su derrota en las elecciones de noviembre.
Es de suma importancia mencionar, que la primera potencia mundial se tambaleó cuando sus seguidores irrumpieron en la sede del Congreso, portando banderas confederadas dejando grafitis y pidiendo asesinar a periodistas como también destrozos dentro de las instalaciones del mismo.
Afirmó el congresista Joaquín Castro que durante los debates contra un nuevo juicio político al presidente «Donald Trump es el hombre más peligroso que jamás ocupó la Oficina Oval».
Llevando a algunos a temer la posibilidad de un golpe de Estado, el presidente estadounidense número 45, puso a prueba los límites de las instituciones democráticas.
Se habló de un «autogolpe», realizado a «cámara lenta» y a «plena luz del día». Así lo afirmó Fiona Hill, integrante de su equipo de Seguridad Nacional.
Resumió Hill, «la buena noticia es que el autogolpe fracasó, y la mala es que sus partidarios siguen creyendo en una gran mentira según el cual él ganó las elecciones».
En el pico de la pandemia del Covid-19, que ha cobrado más de 400.000 mil personas en Estados Unidos, cuando el país buscaba una voz tranquilizadora, este rechazó obstinadamente cualquier muestra de empatía.
Trump, llegó a la Casa Blanca tras conectar con un sector que se sentía olvidado.
Anthony Fauci, el inmunólogo más respetado del país y que ha trabajado con cinco presidentes, y que siempre se mantuvo firme como la voz de la ciencia, no escapó a los ataques del presidente.
A pesar de haber estado hospitalizado nunca mostró compasión ante la pandemia, al contrario minimizó la amenaza sanitaria presentándose como un «Superman». (S. R. ).
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