El Sermón de la Montaña son las Bienaventuranzas, en las que Jesús nos invita a vivir nuestra vida con pensamientos y acciones a Dios, nuestro Padre; un Dios que nos ama infinitamente y nos enseña la verdadera felicidad.
El www.nacionaldigital.com te invita a recordar el Sermón que es la verdadera felicidad que viene de Dios con sencillez, humildad y la limpieza de corazón.
Aquí las Bienaventuranzas SAN MATEO V, 1-48
Viendo varias personas, subió al monte; y sentándose, llegaron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos; porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los cielos.
Es importante entregar nuestro corazón a Dios y mantenernos fieles a esa entrega porque Bienaventurados sois cuando os vituperen y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos; que así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros. Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No vale más para nada sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Se deben hacer obras buenas y glorificar a vuestro Padre que está en los cielos. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Recuerda No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado de juicio. Más yo os digo, que cualquiera que se enojase locamente con su hermano, será culpado del juicio, y cualquiera que dijere a su hermano, Raca, será culpado del consejo; y cualquiera que dijere fatuo, será culpado del infierno del fuego. Concíliate con tu adversario presto, entre tanto que estás con él en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en prisión. (S. R.).
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