Eduardo Fernández
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Gracias a la dictadura de Juan Vicente Gómez, Venezuela tuvo que esperar hasta 1936 para entrar al siglo XX. Así lo dijo Mariano Picón Salas. Ahora, gracias a la revolución socialista, hemos retrocedido. Hemos regresado al siglo XX y en algunos aspectos mucho más atrás.
A partir de 1936 comenzó la modernización de Venezuela. Gracias al petróleo pudimos tener tres cosas muy importantes: Democracia, crecimiento económico y mejoramiento social. Llegó el socialismo y mandó a parar. Ahora no tenemos ni democracia, ni crecimiento económico ni mejoramiento social. Todo lo contrario, lo que tenemos es retroceso. Un proceso franco e inocultable de retroceso. Hemos vuelto a la dictadura, al centralismo, al caudillismo, a la catástrofe económica y al imperio de la pobreza y de la miseria.
Esto lo comento a propósito de otro retroceso que se está cocinando en la Asamblea Nacional: el retroceso electoral. Se está discutiendo, si es que en ese cuerpo se pudiera discutir algo, una legislación que nos retrocede a las formas más primitivas de votación: lo que llaman ahora megaelección.
Tuve la satisfacción de participar como parlamentario en los años de la República Civil en un esfuerzo legislativo para modernizar el modo de votar de los venezolanos. Luego, participamos activamente en la aprobación de la legislación que permitió, a partir de 1989, que los gobernadores de estado fueran elegidos por los ciudadanos en cada Estado. También participamos en la creación de la figura de los alcaldes en cada Municipio. Finalmente participamos en la personalización del voto para que los electores supieran por quién votaban.
Una de las conquistas de aquellos tiempos fue separar las elecciones. Hasta entonces había una megaelección cada cinco años. Entendimos que, una cosa era elegir el Presidente de la República y miembros del Congreso Nacional. Otra cosa sería elegir Gobernadores de Estado y miembros de las Asambleas Legislativas y otra elegir Alcaldes y concejales.
Cada ámbito tiene sus problemas propios y específicos. Uno son los temas que deben discutirse cuando se convocan elecciones de los órganos nacionales. Otros son los que deben discutirse en los procesos para elegir Gobernadores y legisladores regionales y otros serán los temas municipales.
Ahora volvemos a juntar los procesos para darle inmenso poder al que decide quiénes van en la lista y quiénes no, para escoger candidatos no por su competencia sino por su servilismo y para seguir contribuyendo a la tarea de alejar al pueblo de la ruta electoral.
Seguiremos conversando.