La vida de Tina Turner vuelve a las pantallas en forma de documental, en la más reciente edición del Festival de Cine de Berlín, bajo el título de Tina, un repaso, no solamente de su existencia, sino también de cómo su fama y su talento acaban por crear un mito. Y de cómo la violencia ejercida sobre ella por ser mujer la marcó, pero no consiguió doblegarla.
El filme dirigido por los estadounidenses Dan Lindsay y T.J. Martin, en 118 minutos detallan los 50 años de vida y carrera de Anna Mae Bullock -ese es su verdadero nombre- entre imágenes de sus actuaciones de jovencita en Estados Unidos, hasta la mujer madura que llenaba estadios en Europa. Hay entrevistas a contemporáneos suyos del mundo discográfico, periodistas, artistas y amigos, pero sobre todo habla ella misma. “Ahora soy una persona feliz, pero si no se afrontan las heridas del pasado, no se puede avanzar”, dice Turner entrevistada en su mansión en Suiza.
La película junto a su primer marido, Ike Turner, como Proud Mary, ráfagas de rock’n’roll y triunfos de ella sola como intérprete pop, desde What’s Love Got to do With It hasta I Need a Hero y The Best. Es un documental sobre una leyenda de la música, pero es también el retrato de la determinación de una mujer de orígenes humildes -sus padres cultivaban algodón en Tennessee- para reinventarse en la música tras 16 años de abuso y violencia a manos de su marido Ike.
Tina, reseña en esta película, su vida, y cuenta que fue golpeada, controlada y manipulada por Ike, terminó dejándolo en el verano de 1976. Tras aterrizar en Dallas en una gira, él le pegó en el vehículo camino al hotel. Ella llegó sangrando, esperó a que él se durmiera y, con 36 centavos en el bolsillo, cruzó una autopista para pedir habitación en otro alojamiento. “Al día siguiente era 4 de julio (día de la independencia de Estados Unidos) y también yo obtuve mi libertad”, recalca en el filme y asegura que el budismo la ayudó. Tras el divorcio en 1978, Ike se quedó con prácticamente todo, incluso quería quedarse con el nombre de marca Tina Turner, aduciendo que lo había creado él. En efecto, sin siquiera consultárselo, él le puso de nombre artístico Tina porque sonaba a Sheena, la reina de la selva, una serie televisiva de éxito en los años 50 y 60.
“En el juicio de divorcio dije: ‘Solo tomo mi nombre’ -cuenta la cantante en la entrevista–. Sí, Ike me dio ese nombre, pero mira lo que yo he construido con él”. Y con ese nombre y 40 años de edad, se labró la carrera de la victoria final. Ike Turner murió en diciembre del 2007 de una sobredosis de cocaína.
Antes de este documental, agotada de que en las entrevistas le preguntaran siempre por Ike, había hecho ya intentos de cerrar el caso: entre los años 80 y 90 lo contó en la revista People, así como en un libro y una película autobiográficos.
HBO transmitirá próximamente este documental, que es para ella “un cierre”, el balance final, según dice en pantalla su segundo marido, el alemán Erwin Bach, de 65 años, que es uno de los productores ejecutivos. Ambos se conocieron en 1986, y tras 27 años juntos, se casaron en 2013 y residen en Suiza, con mucha tranquilidad. (S. R. ).
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