Eduardo Fernández
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Acaban de cumplirse ocho años del pontificado del Papa Francisco, el primer papa latinoamericano, el primer papa jesuita, el primer papa que asume el nombre de Francisco en homenaje a aquel humilde santo de Asís.

Francisco es, además, un papa que llega al pontificado en condiciones excepcionales: la renuncia de su predecesor, Benedicto XVI, un Pontífice muy sabio y muy santo. Tengo la convicción de que en la elección del Papa Francisco está presente, de una manera muy evidente, la inspiración del Espíritu Santo. Es el Papa para los tiempos tormentosos que está viviendo la humanidad. Es el Papa para liderizar a la Iglesia en un momento de oscuridad y conducirla a cumplir su misión de iluminar a los corazones y a los pueblos.

Francisco inaugura su pontificado con la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, la Alegría del Evangelio. Es la primera señal de que se inicia un pontificado inspirado en la frescura original del evangelio. De que estamos en presencia de una gestión apostólica dirigida a despertar un nuevo fervor en el cuerpo místico de Cristo. Un pontificado animado por el compromiso con la palabra más noble de toda la enseñanza del cristianismo: Amor.

Francisco promueve una Iglesia misionera, cercana a la gente, a las personas, a los problemas concretos de la humanidad. Cercana a la misión que Jesús le encomendó.

Recuerda que la familia es y debe ser el centro y fundamento de toda la vida social. Por eso, en abril del 2016 proclama su exhortación apostólica “Amoris Laetitia” dedicada al tema de la familia.

Al año siguiente, en mayo del 2015, emite su encíclica “Laudato Si” dedicada al cuidado de la casa común. Allí se consagran los principios de una ecología integral, la defensa de la naturaleza y de los pobres que, como enseñó Jesucristo, están en el centro de la preocupación evangélica. El mismo año, en su discurso ante las Naciones Unidas, aboga por la prohibición de las armas nucleares.

El año 2016 es el jubileo extraordinario dedicado a la Misericordia. El 2020 la oración por la pandemia y en octubre su tercera encíclica Fratelli Tutti.

Ha realizado más de 60 viajes fuera de la Santa Sede y para julio del corriente año tiene previsto rendir homenaje a los abuelos y a los ancianos con motivo de la celebración de San Joaquín y Santa Ana, padres de María y abuelos de Jesús.

Dios conserve al Papa Francisco por muchos años para que siga dirigiendo a la iglesia de Dios en la lucha por la Justicia, por el Amor y por la Paz.

Seguiremos conversando.