El Papa Francisco aclaró que tras consultar a los obispos de todo el mundo sobre la aplicación del Motu Proprio del Papa Benedicto XVI Summorum Pontificum, que liberalizaba la celebración de la Misa Tradicional, también llamada Misa Tridentina, descubrió que la pastoral con las personas vinculadas al rito antiguo se estaba convirtiendo en ideología.

En la entrevista concedida a la cadena COPE, el Pontífice explicó los motivos que le llevaron a aprobar el Motu Proprio Traditionis custodes, publicado el pasado 16 de julio, que pone límites a aquellos que quieren convertir dicha pastoral en ideología.

“La historia de Traditionis custodes es larga”, señaló. “Cuando primero San Juan Pablo II, y después Benedicto ya más claramente con Summorum Pontificum, hizo esta posibilidad de que se pudiera celebrar con el misal de Juan XXIII (anterior al de Pablo VI, que es el postconciliar) para aquellos que no se sentían bien con la liturgia actual, que tenían una cierta nostalgia…”.

El Santo Padre aseguró que Summorum Pontificum “me pareció de las cosas pastorales más bellas y humanas de Benedicto XVI, que es un hombre de una humanidad exquisita. Y así empezó. Ese fue el motivo”.

“A los tres años él decía que había que hacer una evaluación. Se hizo una evaluación y parecía que todo andaba bien. Y andaba bien. De esa evaluación a ahora pasaron diez años (o sea, trece desde la promulgación) y el año pasado vimos con los responsables del Culto y de la Doctrina de la Fe que convenía hacer otra evaluación a todos los obispos del mundo. Y se hizo. Llevó todo el año”.

Luego de la evaluación “se estudió la cosa y, en base a eso, la inquietud que más aparecía era que una cosa hecha para ayudar pastoralmente a quienes han vivido una experiencia anterior, se fuera transformando en ideología. O sea, una cosa pastoral a ideología”.

“Entonces había que reaccionar con normas claras. Normas claras que pusieran un límite a aquellos que no habían vivido esa experiencia. Porque parecía que estaba de moda en algunos lados que sacerdotes jóvenes dijeran ‘ah, no, yo quiero…’, y por ahí no saben latín, no saben lo que dice”.

“Y por otro lado, apoyar y consolidar lo de Summorum Pontificum. Hice más o menos el esquema, lo hice estudiar y trabajé, y trabajé mucho, con gente tradicionalista de buen sentido. Y salió ese cuidado pastoral que hay que tener, con algunos límites, pero buenos”.

Por ejemplo, “que la proclamación de la Palabra sea en un idioma que todos lo entiendan; si no, es reírse de la Palabra de Dios. Pequeñas cositas. Pero sí, el límite es muy claro. Después de este motu proprio, un sacerdote que quiera celebrar no está en las condiciones de los otros, que era por nostalgia, por deseo, etcétera, y ahí sí tiene que pedir permiso a Roma”.

“Una especie de permiso de bi-ritualismo, que solamente lo da Roma”. Una situación similar a la de “un sacerdote que celebra en rito oriental y rito latino, es bi-ritual, pero con permiso de Roma”.

Es decir, especificó el Papa, “hasta el día de hoy, los anteriores siguen, pero un poco ordenados. Más aún, pidiendo que haya un sacerdote que esté encargado no solamente de la liturgia sino de la vida espiritual de esa comunidad. Si usted lee bien la carta y lee bien el decreto, va a ver que simplemente es reordenar constructivamente, con cuidado pastoral y evitar un exceso a quienes no están…”.

Por lo tanto, la llamada Misa Tridentina es la que tiene su origen en la reforma litúrgica impulsada a partir del Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563.

San Pío V estableció la forma de celebración de la Misa en 1570 unificando los ritos de la Iglesia latina. El Misal que se emplea para celebrar según este rito en la actualidad tiene como base el Misal de San Pío V, pero fue revisado y modificado por el Papa San Juan XXIII en 1962.

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