“Es importante para el futuro de la Humanidad que los jóvenes hablen con los viejos”. Dijo el papa Francisco en valor a la tercera edad en un documental estrenado en la Fiesta del Cine de Roma y que incluye otros testimonios sobre el asunto como el de Martin Scorsese o Estela de Carlotto.

Es de resaltar que el pontífice argentino es el protagonista de la cinta “Stories of a generation con papa Francesco”, que llegará a las pantallas de todo el mundo en Netflix el 25 de diciembre para abogar por el diálogo entre grandes y pequeños.

“Cuando lo propuse, el Papa aceptó inmediatamente porque para él el diálogo intergeneracional es importante”, dijo en rueda de prensa el jesuita Antonio Spadaro, uno de sus más cercanos colaboradores.

Esta película, compuesta por cuatro episodios, es la adaptación del libro “Sharing the wisdom of time” (2018) del papa y suma las lecciones de famosos mayores de 70 años como Scorsese, De Carlotto o la bióloga Jane Goodall, pero también de personas anónimas.

El objetivo: resaltar el valor de sus vidas y servir como ejemplo a las nuevas generaciones. De hecho las entrevistas han sido realizadas por directores menores de 30 años.

El Papa cree que para el futuro es importante que los jóvenes ahonden en sus raíces, en los mayores, partiendo del cariño: ¿Qué es el amor?, le preguntan. “Es como definir el aire”, responde.

Durante el documental recuerda su juventud en Buenos Aires con fotos en blanco y negro, su afición por el tango y las horas con su abuela Rosa y “el silencio” que la caracterizaba.

También Francisco hace un llamado a los jóvenes a ayudar al prójimo, a no mirar hacia otro lado: “Si quieres amar no puedes ser indiferente, debes acercarte a los límites del ser humano”.

Porque, asegura, “la única forma permitida de mirar de arriba abajo” a otra persona es para tenderle la mano cuando cae.

Y anima a las nuevas generaciones a soñar: “A una persona que no es capaz de soñar le falta algo, es aséptica. Y la asepsia está bien para los quirófanos, pero no para la vida”, zanja.

Reseña EFE que en este documental habla la argentina Estela de Carlotto, aquella madre que buscó justicia tras el asesinato de su hija Laura en la dictadura y buscó incansablemente a su nieto, fundando la asociación de las Abuelas de Plaza de Mayo.

La activista, de 90 años, recordó la angustia de desconocer el paradero de su hija, el pánico al descubrir la verdad y el momento en el que “juró” ante su tumba no detenerse nunca.

Vito Fiorino era un heladero en Lampedusa (sur), una diminuta isla en el medio del Mediterráneo a menudo salpicada por la muerte de incontables inmigrantes que tratan de llegar a Europa aventurándose desde las costas norteafricanas.

Su vida cambió un 3 de octubre de 2013, tras el naufragio de un barco con cientos de inmigrantes de los que morirían más de 360.

No obstante, aquella noche sin luna, el heladero tomó su barco y acudió al rescate, salvando a 47 personas, la más joven de 13 años, pero viendo morir a muchos otros.

Es de recordar, que este suceso le dio una segunda oportunidad de sentir un afecto. Su padre nunca expresó cariño y, por ende, él tampoco lo hizo con sus hijos, pero ahora ha creado una relación familiar con las personas que salvó de una muerte casi segura.

Otro ejemplo de vida en la tercera edad es el de los uruguayos Carlos y Cristina Solís, que mantienen vivo el amor y, a pesar de los años, se han convertido en expertos bailarines de tango.

EL PRECIO DEL ÉXITO

En otro sentido, Scorsese, de 78 años, aparece en la intimidad de su casa, lejos de la trajín de la fama, repasando su vida con su esposa Helen Schermerhorn, enferma de Parkinson, y dialogando con su primogénita, Francesca.

Esta le lanza una pregunta directa: ¿Te arrepientes de algo en tu vida? Su respuesta suena sincera: “Solo de no haber echado una mano para criar a mis hijas” por el trabajo.

El director de “Taxi Driver” (1976) o “Gangs of New York” (2002) se ha reunido en varias ocasiones con el papa Francisco, pero la última vez, con su esposa en octubre de 2019, recibió de éste la invitación de sumarse a este documental con entrevistas.

LA EMPATÍA EN LA NATURALEZA

Sin embargo, la sensibilidad no solo está en los humanos, sino que engloba de alguna manera a muchas otras especies del planeta, tal y como sugiere ante la cámara la bióloga Jane Goodall.

La carrera de Goodall, de 87 años, comenzó cuando de niña se topó con el libro de Tarzán, y todo cambió: “Aquel desgraciado se casó con la Jane equivocada”, bromea, sobre el rey de la selva.

Luego, la científica se haría célebre por sus amplios estudios sobre los chimpancés, demostrando sus interacciones familiares y revolucionando el conocimiento que se tenía acerca de estos simios, los más cercanos genéticamente al ser humano.

“El amor es empatía”, resume, y eso es algo que encontró en el lugar más inesperado, en la jungla, lejos de nuestras bulliciosas ciudades.

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