Isaac Villamizar era un tachirense a carta cabal. De los de antes. De la estirpe del dr. J.J Villamizar Molina eminente psiquiatra y ex cronista de la ciudad. Locutor, abogado, jurista investigador, especialista en legislación radiofónica, consultor jurídico de la UNET jubilado, profesor de post grado, historiador y mejor amigo y padre de familia.

Palabras de su Gran Amigo: Dr. Carlos Belandria, enviadas a nuestro Editor en Jefe.

Se nos fue un verdadero gladiador de la democracia, la radio y la ética profesional. Foto: Cortesía del Dr. Carlos Belandria.

La vida ejemplar del Dr. Isaac Villamizar deja una gran lección para cualquier profesional.

por: César Omaña

La partida del abogado y Magister Dr. Isaac Villamizar Romero, es una gran pérdida para diversos sectores de la vida tachirense y venezolana; su desempeño exitoso en diversas áreas del quehacer profesional y comunitario, lo hicieron un personaje a tomar en cuenta aparte del cariño que cosechó en el buen trato con la gente.

Tuve la ocasión de conocerlo cuando juntos fuimos alumnos del primer curso propedéutico de la Unet, por el año 1978 en el Liceo Ramón J. Velásquez; me llamó la atención aquel flaco alto que llegaba con un Mercedes Benz mientras muchos llegábamos en la buseta de la línea 21 de Mayo. No obstante, no presumía de esa ventaja y se mostraba afable y cordial, aparte de mostrar una madurez avanzada y rara para nuestra edad. Compartimos en algunas ocasiones con otro amigo de él que residía en las lujosas quintas de la Urbanización Las Lomas, cerca de donde vivió el Dr. Moreno Mayo quien fuera gobernador del Táchira tiempo después.

Terminó el curso, aprobamos y luego nos vimos en la Unet para estudiar Ingeniería Industrial; sin embargo, en el primer semestre le perdí la pista; me sorprendieron al término del semestre con una cartelera de los mejores 10 estudiantes donde yo aparecí pero no pude reconocer en los demás a ninguno de los compañeros del propedéutico. Ya para el segundo semestre, recuerdo haberlo visto en un aula de dibujo técnico, el Arq. Max Vásquez era el profesor, y cuando le saludé, noté un dejo de tristeza y frustración porque no le iba bien en la carrera, no recuerdo qué le pude decir para animarlo pero me adelantó que se pensaba retirar para irse a la Ucat a estudiar derecho; y así lo hizo, entonces menos, pude saber de Isacc durante esos años de final de los 70s y comienzo de los 80s.

1986: El año del reencuentro
La Radiodifusora Cultural del Táchira, cuya sede estaba en frente del Gimansio Arminio Gutiérrez Castro, fue el lugar del reencuentro con mi viejo compañero de estudios; él ya tenía un programa de radio allí: Balanza Jurídica, desde 1985 y yo apenas iba a comenzar con Presencia Bolivariana, un espacio para proyectar la vida y obra de Bolívar así como las actividades de la Sociedad Bolivariana de Táriba de la cual yo era miembro fundador la cual fue creada durante los actos de celebraron los 200 años del natalicio de El Libertador. Estos programas no tenían fin de lucro ni la radio nos exigía vender publicidad ni permitía anunciantes comerciales para sostener los programas.

Allí nos pusimos al día, ya eramos graduados, Isaac de abogado egresado de la Ucat en 1985, me contaba con orgullo de sus excelentes notas donde fue el noveno de la promoción de 62 integrantes; mientras tanto, yo también graduado, pero de ingeniero industrial de la Unet en 1983, y la suerte de ser el primero de una promoción de 38 integrantes. Fuimos captados para el amor al micrófono con nuestros programas, se nos metió el gusanillo de la radio y aún más con la motivación del Director de la emisora: Alberto Rivas Rondón que nos animaba. Tal vez fue Alberto quien lo motivó para que Isaac se presentara al examen del MTC para obtener el Certificado de Locutor y lo logró en el primer intento; su certificado era el 16.324; no pasó así con otros aupados por Alberto, que posteriormente insistieron y lo lograron.

A partir de allí, fue la radio y a locución nuestro motivo de acercamiento para hablar de nuestros programas y del examen de locución, ya que yo no me había decidido hasta 1992 cuando fue la última oportunidad de obtener el certificado con esa metodología pues pasaría a manos de la Universidad Central de Venezuela, en principio, donde se exigiría ser universitario y aprobar un curso de 100 horas académicas.

Isaac Villamizar y La Casa del Locutor Musiú Lacavalerie

Ese interés de Isaac por la locución y un problema nacional surgido desde un sector de periodistas, inició una especie de enfrentamiento gremial que pretendía limitar el ejercicio del locutor. Es entonces cuando su conocimiento del derecho hace de Isaac, el abogado, un experto en el tema de las funciones y derechos del locutor.

Ante la falta de un gremio, se agruparon los locutores en una asociación llamada La Casa del Locutor Musiú Lacavalerie que bajo una convocatoria apoyada por el Gobernador del Táchira Francisco Ron Sandoval se cristalizó con la presencia del reconocido Musiú Lacavalerie y una reunión exitosa de los locutores.

Por supuesto, Isaac fue el creador del documento legal que le daría vida a la nueva organización gremial y fue un directivo imprescindible cuyo cargo fue Asesor Jurídico. Alberto Rivas encabezó La Casa del Locutor en una directiva donde también pasé a formar parte pues ya me había dedicado al mundo de la publicidad y creado mi propia agencia desde la cual apoyé con imagen y organización de eventos como el Primer Congreso Nacional de Locutores realizado en 1993 en las instalaciones de la Unet.

Con La Casa del Locutor se dió una importante batalla por los derechos del locutor; hubo ofrecimientos de terrenos y de sede; pero al paso de unos años y con el fin del enfrentamiento gremial, los actos fueron disminuyendo hasta solo quedar tres en la directiva: Isaac Villamizar, Alirio Macabeo, como tesorero y César Omaña y que de vice-presidente pues Alberto Rivas ya se había ido del Táchira. Aún así de disminuída la directiva, durante unos años le dimos presencia al locutor en actos de reconocimiento a esta profesión y a personajes relevantes; también se fortalecieron las relaciones con organizaciones gubernamentales. Además, por supuesto, se hizo la obligada presencia y manifestación en momentos duros como el fallecimiento de algún personaje de la radio. Memorable fue su escrito en el acto que organizaramos en 2010 para celebrar los 50 años del locutor José Antonio Colmenares, allí Isaac presentó las palabras en nombre de La Casa del Locutor donde resaltó el gran momento profesional de José Antonio.

Alguna vez, conversábamos del bajón del gremio de locución y mi estimado Asesor Jurídico me lanzó una que me dejó frío; me dijo algo así como esto:

– Pues la ante la ausencia del presidente, a quien le toca asumir las riendas de La Casa del Locutor es al Vice-Presidente (o sea yo) así que de Ud. depende qué es lo que vamos a hacer.

Fuente: Venezuela Taurina