«Tengo una vida por delante y en el futuro me encantaría ir a hacer deporte amateur con mis amigos», aseguró el tenista.

El español Rafael Nadal (N.5) jugará el domingo por su 14ª Copa de los Mosqueteros tras vencer en semifinales de Roland Garros al alemán Alexander Zverev (N.3) 7-6 (10/8), 6-6 y abandono, que no pudo seguir al final del segundo set tras doblarse el tobillo derecho.

Con 7-6 (10/8) en el primer set para Nadal y bola para el español para forzar el ‘tie break’ en el segundo, Zverev corrió a por una pelota y al deslizarse sobre la arcilla se torció el tobillo derecho, y con evidentes gestos de dolor abandonó la pista en silla de ruedas, antes de regresar minutos después con muletas para decirle al juez de silla que no podía continuar.

«Espero que sea solo una torcedura y no haya fractura. Somos compañeros, hemos entrenado juntos varias veces y sé lo que está luchando por ganar su primer Grand Slam», dijo Nadal en conferencia de prensa.

Fue el triste epílogo a un partido durísimo, se habían jugado tres horas y no había acabado el segundo set, pero a la vez muy extraño, sobre todo en el segundo set, cuando ambos jugadores cometieron numerosos errores, impropios de una semifinal de Grand Slam.

Será la 14ª final para Nadal, que este viernes cumple 36 años y que suma 13 títulos en Roland Garros, por lo que podría ganar su 14º el domingo y elevar su récord de victorias en Grand Slam a 22.

Preguntado si cambiaría el título por un nuevo pie izquierdo que no le haga sufrir, Nadal lo tuvo claro: «Un pie nuevo me permitiría ser más feliz en mi vida diaria (…) Tengo una vida por delante y en el futuro me encantaría ir a hacer deporte amateur con mis amigos.

Nadal, que este viernes cumple 36 años, sufre desde los 18 el síndrome de Müller-Weiss, una enfermedad «crónica e incurable» de uno de los huesos del pie que le provoca episodios de mucho dolor.

«Mi felicidad va por delante de cualquier título», agregó sin vacilar.

La final será contra el noruego Casper Ruud (N.8) o el croata Marin Cilic (N.23).

«Estar en la final de nuevo es un sueño para mí, pero al mismo tiempo acabar el partido así es muy triste. Le deseo lo mejor», acabó el español.

Bajo techo

Nadal empezó frío, como el día lluvioso en París que obligó a cerrar el techo de la Philippe Chatrier, con lo que las condiciones de la pista cambiaron completamente y se pasó a jugar e ‘indoor’.

Zverev logró el ‘break’ en el primer juego del partido y dominó los primeros juegos gracias a un servicio casi infalible y a dominar el juego con su derecha.

El español recuperó el ‘break’ en contra en el octavo juego para poner el 4-4 y tuvo tres bolas de set en el 10º juego, pero más por deméritos del alemán (cometió tres dobles faltas casi consecutivas y falló varios golpes claros), pero el desenlace se fue al ‘tie break’, donde Nadal salvó cuatro bolas de set, las dos últimas con golpes imposibles, antes de rematarle con una derecha paralela a la línea para poner broche a un primer set que duró… ¡1h32!.

Llevado por la euforia, el manacorí comenzó muy bien el segundo set, con un ‘break’ en blanco y un segundo quiebre después del peloteo más largo del partido (44 golpes), pero su saque no fue bueno y Zverev le hizo sangrar con cada resto hasta ganarle al español cuatro juegos seguidos con su saque… algo que a cualquier jugador le costaría perder el set, salvo que te llames Rafael Nadal.

Con 4-5 y servicio para ganar el parcial, Zverev perdió el juego tras cometer tres dobles faltas.

Y cuando Nadal tenía bola para forzar el ‘tie break’, a las 3h02 minutos de que hubiese empezado el partido, llegó la desgraciada jugada que puso fin al partido.

Fue la 111ª victoria de Nadal en 114 partidos para clasificarse a su 14ª final (no ha perdido ninguna), pero la felicidad no será completa por la manera en la que llegó la clasificación.

Fuente: eluniversal.com