La gesta de Rafael Nadal en Roland Garros lo inmortaliza en el Olimpo del tenis.
¿Es Rafael Nadal el mejor tenista de la historia? Las últimas gestas de este jugador nacido en Mallorca hace 36 años dan cuenta que ciertamente su leyenda trasciende los anales de la disciplina de la raqueta y, en consecuencia, puede ser catalogado así, como el mejor de todos los tiempos.
Detrás del potente jugador zurdo quedaron ases de la talla de Ken Rosewall, Rod Laver, Bjorn Borg, Illie Nastase, Arthur Ashe, John McEnroe, Jimmy Connors, Ivan Lendl, Andre Agassi, Pete Sampras, Roger Federer y pare usted de contar, quienes debieron rendirse al talento, constancia y garra del español.
Su 14° título en Roland Garros, que paralelamente le deparó su 22° Grand Slam (ambas cifras topes dela ATP), certificó su status de mejor atleta español de todos los tiempos, colocando la guinda a una carrera profesional que inició en 2001, cuando apenas contaba con 15 años.
Un poco de historia
Rafael Nadal Parera nació el 3 de junio de 1986 en la localidad mallorquí de Manacor, donde los Nadal forman una gran familia arraigada en la isla desde el siglo XIV.
Su abuelo Rafael, quien falleciera en 2015 a los 86 años, era el patriarca de la saga. Músico reconocido con numerosos galardones y homenajes, pudo observar parte los fulgurantes destellos de la carrera de su nieto.
Sebastián Nadal , y Ana María Parera son los padres del tenista, y su hermana Isabel es su admiradora más entusiasta, pero quien lo encaminó por el sendero del tenis cuando contaba con cuatro años, hasta convertirse en su entrenador y representante, fue su tío Toni.
Jugó Rafael Nadal su primer partido profesional en 2002, en el Open de Mallorca, derrotando al paraguayo Ramón Delgado.
En 2004 se convirtió en el tenista más joven en ganar el título de la Copa Davis, derrotando al estadounidense Andy Roddick; y ya en 2005 inició su impresionante andar por la arcilla de Roland Garros.
Con apenas 19 años derrotó al suizo Roger Federer en semifinales, precisamente el 3 de junio, el día de su cumpleaños, y en la final venció en cuatro sets al argentino Mariano Puerta, en presencia del mismísimo rey Juan Carlos I de España.
Su popularidad se disparó hasta límites insospechados, al punto que se convirtió en el deportista más popular de España, desplazando nada menos que al bicampeón mundial de la Fórmula 1, el asturiano Fernando Alonso. Y ciertamente que esa popularidad no ha bajado un ápice en los últimos años.
De allí en adelante todo es historia, una historia brillante, matizada con increíbles recuperaciones –viniendo de atrás- que han hecho de Rafael Nadal el tenista batallador e incansable, ese que nunca se da por vencido y que lucha cada pelota como si en ello se le fuera la vida.
Sangre, dolor y triunfos
Sin embargo, la leyenda de Nadal ha crecido paralelamente a sus propios problemas físicos, los cuales hacen ver con cautela el futuro inmediato.
A pesar de que devora rivales tras rivales con relativa facilidad, nada más alejado de la realidad. Sus dolencias físicas son cada día más recurrentes, al punto que el propio jugador ha dicho que bajo esas condiciones es imposible seguir.
«En las condiciones actuales, no puedo y no quiero seguir jugando hasta encontrar una solución», admitió Nadal, aunque avanzó que se va a someter a un nuevo tratamiento para intentar solucionar su problema en el pie izquierdo y que ha sido diagnosticado como el síndrome de Müller-Weiss, que «es un alteración en el desarrollo del hueso que se produce en la infancia, pero aparece o da la cara en la edad adulta», explicó el doctor Antoni Dalmau, jefe de la unidad de pie y tobillo del Hospital Asepeyo San Cugat, en Barcelona.
“Esta enfermedad acaba generando una artrosis que no tiene cura”, dijo Dalmau.
Lo cierto es que con dolor o sin dolor, Rafael Nadal siempre es y ha sido el rival a vencer, y es por ello que todos los aficionados del planeta quieren verlo en el césped del All England Club de Londres, donde este mes se disputará el torneo de Wimbledon, uno de los cuatro “grandes” del tenis mundial.
Fuente: eluniversal.com
