La cafeína es el compuesto psicoactivo de mayor consumo en el mundo. Aunque no bebas café o té, lo más probable es que consumas cafeína de manera regular ya que se encuentra en todo, desde las bebidas gaseosa y remedios para la gripe hasta el café descafeinado y el chocolate.

Cuando consumes cafeina, tu cuerpo la absorbe rápidamente, alcanzando su maximo efecto en dos horas (aunque podría tomar hasta nueve horas para eliminarla).

También es soluble en agua y grasa, así que penetra todos los tejidos del cuerpo, lo que explica por qué puede afectar tantas partes de tu organismo.

Abandonar la cafeina puede producir jaquecas, fatiga y cansancio. Esto es porque el cuerpo desarrolla una tolerancia a la cafeína.

La cafeína se adhiere a un receptor en el cerebro utilizado por la adenosina [un nucleósido importante en la transferencia de energía]. La adhesión a estos receptores hace que el cuerpo postergue el inicio de la fatiga. Pero, con el tiempo, las células del cerebro producen más receptores de adenosina para activar la adhesión normal de adenosina.

Así que, cuando dejas de consumir cafeína, hay un exceso de receptores a los que la adenosina se puede adherir. Eso hace que la fatiga y el cansancio entren normalmente en efecto, con la persona sintiéndose más cansada que antes.

Las jaquecas son el resultado del síndrome de abstinencia.

La cafeína estrecha los vasos sanguíneos de la cabeza y el cuello, lo que reduce la circulación al cerebro.

Cuando dejas de beber cafeína, los vasos sanguíneos vuelven a su tamaño normal unas 24 horas después, causando un incremento en el flujo de sangre al cerebro y desencadenando jaquecas. Estas pueden durar hasta nueve días en promedio.

Además, dado que la cafeína se adhiere a los receptores de adenosina (que también modulan el dolor), dejar la cafeína podría temporalmente aumentar tu percepción y sensibilidad al dolor porque hay más receptores disponibles.

 

Fuente: BBC News