A partir de este miércoles, la aplicación estadounidense de comida a domicilioofrecerá un reparto con robots en una pequeña zona de la capital de Japón con la esperanza de extenderlo más adelante por el resto del país.
El archipiélago asiático, que se enfrenta a una creciente escasez de mano de obra por el envejecimiento de la población, modificó el año pasado sus leyes de tráfico para permitir la circulación de robots de reparto en sus calles.
Otras empresas, entre ellas Panasonic, también están probando la entrega de mercancías a través de estas máquinas.
Los robots de Uber Eats, desarrollados por Mitsubishi Electric y Cartken, tienen dos grandes luces cuadradas como ojos y disponen de tres ruedas en cada lado para sortear las irregularidades en su ruta, que calculan ellos mismos.
Se mueven a 5,4 kilómetros por hora y disponen de sensores para evitar peatones y otros obstáculos, aunque siempre hay un operador humano preparado para intervenir en caso de que aparezcan problemas.
Por ahora, los usuarios deberán bajar a la calle para recibir al robot con su comida, pero en un futuro puede que llegan a la misma puerta de la oficina o del apartamento.
«Podría ser útil en un lugar de rascacielos como Tokio», afirma Alvin Oo, director de operaciones para Uber Eats en Japón.
En una demostración el martes, el robot repartidor casi chocó contra un peatón, pero también suscitó mucha atención.
«Japón tiene una población envejecida y en declive, con una grave falta de mano de obra. Así que esto es muy buena idea para Japón», opinó.