FUENTE: EFE
La agencia de calificación de crédito Standard & Poor’s avisó hoy en un informe de que todos los indicadores económicos del sector público en Estados Unidos están ya a la baja por el impacto del coronavirus y eso podría conllevar a rebajas de la calidad crediticia y una recesión al nivel o peor que la de 2008, que podría no tener precedentes desde la II Guerra Mundial.
El informe espera una «fuerte caída en la economía hasta, al menos, el segundo trimestre», mientras que la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y sus efectos sobre la actividad económica podría provocar previsiones aún más pesimistas.
La agencia cree que el Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense caerá en un 2,1 % en el primer trimestre del añó y un 12,7 % en el segundo, con un retroceso acumulado anual que estaría al nivel de la crisis provocada por las hipotecas basuras en 2008.
Los analistas proyectan un escenario que podría ser aun peor, con una recesión que no tendría precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, con una caída del empleo y de la actividad peor que la de la «Gran Recesión» de 2008.
El aciago escenario se completa con un desempleo del 10,1 % en el segundo trimestre y 10 millones de trabajos destruidos con un desplome del consumo del 13,2 % entre abril y junio, cuando se espera que impacte lo peor de la pandemia en el país, que podría dejar hasta 100.000 muertes hasta agosto, según las proyecciones de la Casa Blanca.
«En general, el escenario base (el más moderado) seguramente estará a la par con la Gran Recesión, pero en un período de tiempo más corto», explica el análisis.
En el escenario más negativo, el que llaman de «recesión profunda», «el posible daño económico excedería con creces» el de 2008, aunque los analistas de la entidad se inclinan por una caída y posterior recuperación en forma de «U».
En todo caso, todo dependerá de la evolución de la pandemia del Covid-19 y de la posibilidad de recuperar la actividad económica.
En general, S&P recuerda que el sector público partía de una situación previa estable y que puede absorber parte del impacto, aunque serán los estados, al frente de la respuesta a la epidemia, los que tendrán que hacerse cargo de un mayor volumen de costes no presupuestados.
El sector público tendrá que hacerse cargo de una caída de los ingresos fiscales, por lo que los programas de estímulos del Gobierno federal serán clave para mantener la estabilidad crediticia de las administraciones.