FUENTE: CUIDATEPLUS

La cantidad y calidad de las horas que dedicamos al descanso nocturno se han relacionado con problemas de salud cardiovascular. Se estima que en torno al 60% de las personas, duermen entre 7 y 8,5 horas diarias, que sería lo entendido como recomendable.

El Nhanes (siglas en inglés de Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición), que es un observatorio estadístico del estado nutricional y de salud de la población de Estados Unidos, ha publicado el pasado 11 de junio los datos de un registro en el que se han relacionado el número de horas de sueño con un estado óptimo de salud cardiovascular en mayor o menor grado

Estudios anteriores han demostrado que la falta de sueño ejerce efectos nocivos a nivel de nuestro metabolismo, sistema inmunitario y hormonal. Las duraciones cortas y largas del sueño están relacionadas con una mayor probabilidad de diabetes, sobrepeso, hipercolesterolemia e hipertensión arterial. Todo ello deriva en un aumento en la probabilidad de sufrir ictus, infartos y otra serie de complicaciones cardiovasculares.

Evidencia científica sobre el exceso de sueño

Se publicaron los datos de 7784 participantes, casi la décima parte de los cuales dormían menos de seis horas diarias y el 13,5% más de 9 horas. Se clasificaron según su calidad de salud cardiovascular, en pobre, intermedia y óptima utilizando un sistema de puntuación con 7 variables, entre ellas actividad física, tensión arterial, tabaquismo, etc.

Ambos grupos tenían peor puntuación, independientemente de sus características clínicas, demográficas o sociales. Esto es llamativo porque, si bien la asociación entre un pobre estado de salud cardiovascular y escasas horas de sueño había sido ampliamente publicada, la evidencia científica en las personas con exceso de sueño estaba menos establecida.

Los autores no tienen una explicación clara para este hallazgo, ya que no encontraron asociación con posibles causas como la depresión, medicamentos para el insomnio ni enfermedades crónicas. Por ello, concluyen que se necesitan más estudios para poder explicar los mecanismos que relacionan el exceso de horas de sueño y una peor salud cardiovascular.

¿Qué pasa cuando no dormimos bien?

Tanto dormir poco como tener un sueño de poca calidad o con interrupciones provoca una serie de cambios en nuestro organismo. A nivel nervioso, hay un aumento del tono simpático, que es la parte del sistema nervioso autónomo diseñada para el estrés, la huída o el ataque. Aumentan tanto los niveles de presión sanguínea como nuestras pulsaciones y se movilizan nuestras reservas de energía.

Estos cambios conducen a mayor frecuencia de hipertensión arterial, arritmias, elevación de colesterol y azúcar en sangre. A nivel endocrino, la mayor resistencia a la insulina hace que sea más probable el desarrollo de sobrepeso y diabetes.

El mecanismo biológico de la duración prolongada del sueño y la enfermedad cardiovascular no se entiende tan bien como el mecanismo de la duración corta del sueño. Se cree que estas personas podrían tener ya algún grado de afectación cardiovascular aunque fuera asintomática o bien menor tasa de actividad física.

Mejorar el sueño previene complicaciones cardiovasculares
Si sabemos que el sueño es un determinante importante de nuestra salud cardiovascular se debería incidir en él, igual que hacemos con el tabaquismo o la dieta. Podemos favorecer un mejor descanso con una serie de recomendaciones:

Intentar tener un horario lo más estable posible, evitando excedernos los fines de semana.

No abusar de la siesta por la tarde, no debería pasar de los 20 minutos.

Aprovechar lo máximo posible la luz solar, con actividades al aire libre y evitar durante la noche, especialmente al irnos a dormir, la exposición a luz artificial.

Aumentar el ejercicio físico que hacemos durante el día, sabiendo que puede tomarnos unos cuantos meses hasta que impacte positivamente en la calidad de nuestro sueño.

Evitar estimulantes, cenas copiosas o alcohol antes de irnos a la cama.

Destinar nuestro tiempo de descanso para relajarnos, evitando repasar problemas que hayamos tenido durante el trabajo, aprovechar para hablar por teléfono, discutir, etc.

Si tenemos dificultad para conciliar el sueño pueden ser útiles técnicas de relajación.

Conclusiones

Todavía no está bien establecida la causa, pero dormir más de 9 horas diarias parece igual de perjudicial que dormir por debajo de 6 horas diarias. En general, un sueño de mala calidad puede ser el origen de problemas como sobrepeso, diabetes, hipertensión arterial, tabaquismo y a la larga aumentar la probabilidad de tener un evento cardiovascular.

Corregir la calidad y cantidad de nuestro descanso debe ser un objetivo más en la prevención de eventos cardiovasculares, como lo son tener una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico y evitar los tóxicos como el tabaco o el alcohol.