El médico israelí Tal Zaks habló sobre la controversia sobre el precio del producto y las pruebas de etapa tardía que comenzaron el mes pasado y en las que se espera que participen unos 30.000 voluntarios

FUENTE: INFOBAE

El director científico de la biotecnológica Moderna se dijo este jueves “muy contento” de los resultados de su vacuna contra la COVID-19, que generó una respuesta inmune prometedora incluso en pacientes de edad avanzada, aunque advirtió que “ninguna vacuna es efectiva al 100%”.

En una entrevista con el diario español El País, el médico israelí Tal Zaks admitió que para que el producto de Moderna sea eficaz necesitará probablemente de la aplicación de dos dosis, lo cual supone un desafío logístico y operativo que “requerirá más recursos”. “Si se necesitan dos inyecciones para deshacerse de esta pandemia, encontraremos una manera de poner dos inyecciones”, dijo.

La vacuna experimental de Moderna contiene material genético llamado ARN mensajero, o ARNm, que los científicos esperan que provoque que el sistema inmunológico luche contra el coronavirus.

En mayo pasado, la compañía publicó datos preliminares que mostraban que la vacuna producía anticuerpos en unos 45 adultos sanos, si bien la comunidad científica ha advertido en varias ocasiones a la compañía que su estudio de fase uno era pequeño y que los resultados pueden diferir para otras poblaciones. Este miércoles, la empresa informó que su vacuna contra la COVID-19 generó una respuesta inmune “prometedora” también en pacientes de edad avanzada tras llevar a cabo un ensayo clínico de etapa inicial y probar su prototipo en 10 adultos de entre 56 y 70 años y en otros 10 mayores de 71 años.

“Decidimos probar con dos dosis porque, dada la gravedad de esta pandemia, no queremos asumir riesgos”, explicó Zaks. “Quiero ofrecer la mayor protección posible. Y esto se consigue con una segunda dosis”.

Desde el mes pasado, Moderna se encuentra inmersa en sus pruebas de etapa tardía para su vacuna y espera contar con al menos 30.000 participantes.

De cara a esta última fase, Zaks dijo que su mayor preocupación es “que no haya suficientes personas que se infecten y tengan la enfermedad durante el ensayo”.

“Es estupendo para la sociedad que la situación esté bajo control y el virus desaparezca”, aclaró. Sin embargo ”si no hay casos, no sabremos si la vacuna es eficaz”, ya que la realización de un ensayo clínico con un grupo de control que recibe un placebo es fundamental para testear la seguridad del producto.

Por otra parte, el científico israelí advirtió que “ninguna vacuna es efectiva al 100%” y que “algunas personas enfermarán a pesar de mi vacuna”.

De allí, la importancia de tener datos para poder explicarle al público la inexistencia de cualquier vínculo entre la vacuna y una potencial enfermedad que pueda surgir. “Como promotores del ensayo, queremos asegurarnos de que tenemos datos que confirmen la eficacia y la seguridad de esta vacuna antes de empezar la campaña de vacunación”, dijo.

Zaks también se refirió el riesgo de forzar los tiempos para desarrollar un producto que pueda poner fin a la pandemia, algo que, antes los potenciales efectos adversos a largo plazo, abre “un debate muy difícil sobre el riesgo y el beneficio” .

“Cada persona, para querer vacunarse, tendrá que estar tranquila respecto a que la vacuna es suficientemente segura y probablemente eficaz”, consideró, por lo que “cuantos más datos tengamos, mejor”.

Por otra parte, vacunarse “también es una elección individual”. “No creo que nadie vaya a imponer vacunas obligatorias”, dijo el científico.

Zaks también se refirió a la controversia sobre el precio de las vacunas. AstraZeneca y Johnson & Johnson, que desarrollan otras vacunas muy prometedoras, se comprometieron a vender “al costo” sus productos. Solo Moderna dijo que no la venderá al costo, pese a haber recibido 536 millones en fondos del gobierno estadounidense.

La vacuna de Moderna, además, será sensiblemente más costosa en comparación a la de sus competidores, con un precio estimado de entre USD 50 y 60 por cada dosis, frente a los USD 3 y 4 de la de AstraZeneca.

Zaks aseguró que el precio de su vacuna es “más que razonable respecto a la inversión”. “Quizá otras empresas pueden ofrecer sus vacunas gratis: es su elección y quizá pueden permitírselo. Pero no creo que haya que esperar de nosotros que podamos hacer esto”, dijo.

El médico israelí también habló sobre la venta de acciones de Moderna por un valor de millones de dólares en los últimos meses por parte de él y otros ejecutivos de la empresa, algo que alimentó las sospechas sobre una supuesta manipulación de mercado a través del uso de información privilegiada. Muchos ejecutivos cambiaron sus planes de venta después de los resultados preliminares prometedores del primer ensayo, según revelaron varios medios estadounidenses.

Las acciones de Moderna, que nunca ha lanzado un producto al mercado durante sus 10 años de existencia, se han disparado hasta en un 380% desde el comienzo del año cuando surgieron noticias de su prometedor potencial para producir una vacuna contra el coronavirus.

Consultado al respecto, Zaks dijo que cuando preparó su plan de venta “todavía no habíamos inyectado la vacuna a nadie”.

“Tenía un poco de dinero y necesitaba diversificar lo que tenía”, se defendió. “Mirando atrás, no sé si fui estúpido, pero no lo puedo cambiar”.