El mindfulness es una técnica de relajación que nos enseña a tomar conciencia plena de nuestras emociones con el fin de eliminar la frustración o ansiedad que produce el no poder cambiar ciertas situaciones.
Nuestro actual ritmo de vida, las responsabilidades del día a día y la que está cayendo entre crisis económicas y sanitarias (coronavirus y aislamiento) nos llevan en no pocas ocasiones a padecer cuadros de estrés. Entre la práctica de técnicas que nos ayudan a relajarnos y a conseguir un mayor equilibrio entre cuerpo y mente (como el yoga, el taichi o el reiki), está cobrando cada vez más protagonismo el mindfulness, una técnica de relajación y meditación que nos ayuda no sólo a reducir el estrés, sino que además puede aliviar los síntomas de trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión, gracias a que, según los especialistas, contribuye a reducir los estados emocionales negativos, como el enfado, y a incrementar los sentimientos positivos como la alegría y la satisfacción
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es un tipo de meditación que procede de la cultura oriental, más concretamente del budismo zen. A pesar de no tener traducción directa al español, podemos entender el significado del término mindfulness como la ‘atención o conciencia plena’. Y es que en eso consiste esta técnica, en centrarnos en el momento presente de tal forma que no valoremos lo que se percibe o se siente, sino que aceptemos nuestras emociones tal cual nos nacen, sin controlarlas o evitarlas, eliminando así la frustración o ansiedad que puede producirnos el hecho de enfrentarnos a una situación que, aunque lo intentemos, no podemos cambiar o modificar.
El estilo de vida occidental ha propiciado que las personas centren la actividad mental en los estímulos negativos, y piensen constantemente en problemas que no pueden solucionar, lo que origina y alimenta los estados depresivos, de forma que si el paciente no cambia su actitud resulta difícil que salga de esa situación. En estos casos, los ejercicios de meditación pueden servir como apoyo a los fármacos.
¿Y cómo lo logramos? Pues a través de un proceso de meditación que no sólo nos va a ayudar a relajar nuestra mente, sino que va a tener beneficios directos en nuestro organismo, ya que, al conectar cuerpo y mente, se establece una relación que permite al paciente reconocer también las señales de que algo va mal que le envía su cuerpo, algo que permite entre otras cosas disminuir los signos del envejecimiento y estimular el sistema inmune. Una de las razones de que esto ocurra así es muy sencilla, se debe a que para culminar con éxito dicho proceso de meditación es necesario trabajar aspectos físicos tales como la respiración o nuestra higiene postural.
Los motivos por los que la práctica del mindfulness ha cobrado relevancia dentro de las terapias psicológicas son básicamente dos. Por un lado, su importante influencia a la hora de la construcción de la personalidad y, por otro, que el hecho de analizar las circunstancias que nos rodean y nuestros propios sentimientos sin prejuicios y sin valoraciones previas, ya sean éstas positivas o negativas, es fundamental para superar procesos de ansiedad y depresión; ya que si algo caracteriza a los pacientes que padecen estas enfermedades es que les dan demasiadas vueltas a las situaciones que viven, pero no se deciden a actuar o poner soluciones.
Por tanto, analizar la realidad y aprender a aceptarla sin realizar ningún tipo de valoración hará que, sin duda, mejore su estado anímico. Todas estas razones han llevado a muchos investigadores a considerar el mindfulness no sólo como una terapia o técnica de meditación, sino como una filosofía de vida en sí misma.