Dr. Carlos G. Jaime M.

Comencemos por definir términos, ya que el castellano es un idioma rico en sinónimos y antónimos, y de allí el adjetivo de BOBO, también significa: Simple, necio, tonto, mentecato, idiota, majadero, obtuso, zopenco, pazguato, etc. es decir: Sujeto de actitud pusilánime que no toma decisiones drásticas a tiempo en tiempos de crisis. Por ello, cuando hablamos de democracia me refiero a una forma de gobierno que nació en la Atenas griega donde el gobierno lo ejercía la asamblea de ciudadanos libres, y cualquiera tenía voz y voto. No tenían partidos y no había elecciones, sino que los cargos se sorteaban para evitar que los ricos pudieran aprovecharse. En realidad, no se elegía a una persona sino a un grupo, en el que cada individuo observaba y controlaba a los demás. En definitiva, nacía el organismo de control.

La república romana era parecida, aunque se elegían 2 cónsules que ejercían su cargo por un año, que solo podían ser reelegidos 2 años después de haber ejercido el cargo. El control lo garantizaba el senado romano, y los estados de excepción los resolvían nombrando un “tirano” que actuaba temporalmente, con ciertas restricciones. Posteriormente durante la edad media imperó la monarquía y el régimen feudal, y solo en la Irlanda celta y en la Islandia vikinga hubo sistemas parecidos a una democracia. En Europa en algunos municipios hispanos como Castilla y León, e igualmente en ciudades estados como Venecia y Génova, tenían algo parecido a una democracia, pero que en realidad eran regímenes aristocráticos ostentando el poder las grandes familias.

Las primeras constituciones con sentido democrático surgen en los EEUU en 1787 y en Francia en los años 1791 y 93, pero en ellas no aparece la palabra democracia y curiosamente los americanos la rechazaban. Así John Adams decía: “La democracia no dura mucho, y por lo general genera en anarquía”. Thomas Jefferson expresaba: “La democracia no es más que el gobierno de las masas, donde el 51 % puede echar por la borda los derechos del otro 49 %”, y como rechazaban la democracia a lo Ateniense, y cuando lograron la independencia crearon un sistema representativo original que es lo que tienen hoy en día.

Resulta interesante que las palabras cambien su significado con el tiempo, así por ejemplo la palabra PRESTIGIO que originalmente era de sentido peyorativo, hoy en día es lo contrario, igualmente pasa en el siglo XXI en donde no hay país que no se autodenomine DEMOCRÁTICO, incluyendo regímenes como China, y Rusia que nada tienen que ver con el concepto, pero mantienen el sistema de partidos, pero “ojo”; un partido único que solo obedece al líder sin el menor disenso. Entonces uno se pregunta: ¿Existe en realidad un país, donde el poder verdaderamente lo ejerza el pueblo?.

Indudablemente existe el sistema de partidos donde estos juegan en los eventos democráticos, que al decir de Winston Churchill: “La democracia es el menos malo de los sistemas de gobierno”, en donde el poder lo delega el pueblo ,y por lo tanto los partidos del sistema compiten por ganarse el favor popular y gobernar en su nombre, lo que a su vez le permite a sus líderes y adláteres, “Gozar de las mieles del poder”, lo que con sus muy escasas excepciones, por lo general conduce a un sistema clientelar que propicia la corrupción electoral y gubernamental, siempre en función de conservar el poder y sus prebendas.

Ahora bien; esas debilidades conducen a lo que he titulado como DEMOCRACIA BOBA, cuando sus poderes y estamentos de contraloría como son los poderes legislativo y judicial, han sido infiltrados por políticos deshonestos que mal interpretando disposiciones jurídicas que garantizan los famosos “derechos humanos”, protegen sin la menor vergüenza a los generadores de violencia que son verdaderos victimarios, en vez de proteger a las verdaderas víctimas del vandalismo como son los miembros de la sociedad civil y sus empresas productivas; o como sucede también actualmente, por infiltración de mafias, que gozan de financiamiento delincuencial proveniente de actividades ilícitas, y que al final “amarran al gobierno” que no puede o no se atreve a reprimir la violencia con sus organismos de seguridad pública, limitado por unos medios de comunicación sesgados también, actuando por palangrismo.

Ya lo hemos visto en otros países y lo estamos viendo al lado, en donde a pesar que sus dirigentes son “noticia críminis” por haber difundido a los 4 vientos sus intenciones de “tumbar al gobierno legítimo”, no les aplican lo establecido constitucionalmente como “El estado de excepción”, cosa que los regímenes autocráticos utilizan sin el menor remordimiento saltándose a la torera los derechos humanos, sin percatarse dicho sea de paso, que están acuñando delitos de “lesa humanidad” con la ilusa creencia que van a ser eternos; y como dice el refrán: «No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista». Pero, aun así, estamos sintiendo un fresquito, al notar vientos de fronda sobre estos últimos regímenes, amenazados por movimientos de emancipación como se está viendo incluso en la dictadura castrista que, aunque muy débiles todavía, son verdaderos “pródromos”, de lo que se avecina. Es más; ya hay reacondicionamiento contrario en otros países latinoamericanos y de centro-américa, y lamentablemente nosotros todavía sin atrevernos a “Jugar a Rosalinda”.

“En las horas de peligro, es cuando la patria conoce el quilate de sus hijos” Cicerón.

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