Dr. Carlos G. Jaime M.
Es el nombre de la política que la historia nos dice fue llevada a cabo por Neville Chamberlain, actuando como primer ministro de Inglaterra en la conferencia de Múnich en 1938. Espantados los europeos por los horrores de la primera guerra mundial, no pocos de ellos intentaron mantener a ultranza la paz con el tercer Reich alemán obviando las agresivas exigencias de Hitler, permitiéndole sucesivas violaciones a los tratados que había firmado Alemania cuando se rindió a las fuerzas aliadas, al final de la guerra de 1914.
Esta política de apaciguamiento impidió ponerles coto a las violaciones del tratado de Versalles de 1919 por el régimen nazi en 1936, iniciadas por Hitler con el rearme alemán. Igualmente impidió que se impusieran sanciones al régimen nazi por su intervención en la guerra civil española, militarización de la Renania y otras más. Lo bueno del cuento es que Chamberlain a su regreso de Múnich declara que los acuerdos obtenidos garantizaban “peace for our time”(paz para nuestros tiempos), generando aplausos por parte de la prensa creyendo ilusamente que habían evitado la guerra. La invasión a Polonia en 1939 hundió en el desacredito dicha política, debiendo afrontar las duras críticas de Winston Churchill tras estos acuerdos, a pesar que ambos militaban en el mismo partido conservador.
¿Porque traigo a colación este cuento? Simplemente porque en uno de los audios del “Gocho”, este desató con su lenguaje muy particular fuertes críticas según él, extraídas de los mentideros políticos, sobre las presuntas negociaciones que se estarían dando entre la oposición liderada por Guaidó, y el régimen de Maduro “Cía.” Según el gocho cuando de verdad se quiere obtener resultados, y que así nos lo ha enseñado hasta la saciedad la historia, hay que negociar con ventaja, y el que solicita la negociación debe tener fuerza suficiente para obtener ganancias en la misma, si bien no en su totalidad, por lo menos en un buen porcentaje.
Esta nueva ronda negociadora es un eslabón más de una larga cadena de intentos, en donde el régimen ha jugado a la dilación ganando tiempo, durante el cual ha jugado otras bazas como la compra de conciencias, habida cuenta de los grandes recursos que les confieren sus varias fuentes de financiamiento ilícito, siendo igual a la experiencia obtenida de las negociaciones con el acompañamiento de Unasur, el vaticano, el grupo de contacto de la UE, Noruega y otros; en los que evidentemente ha jugado con ostensible ventaja.
Según Seguías-analista político-, esta vez las condiciones son distintas, ya que las sanciones económicas, especialmente aquellas destinadas a los notables del régimen, la epidemia de la Covid-19, y el acelerado desprestigio de la fuerza armada a raíz del reciente conflicto bélico en Apure; han socavado las bases que le dan sostén dándole una rendija ventajosa a la oposición, siempre y cuando esta sepa jugar sus cartas, para lo cual resulta imprescindible “jugar en equipo” haciendo a un lado las ambiciones individuales y/o grupales. Cosa que no estamos viendo ni por asomo, y que van a seguir dando ventaja al régimen con resultados cantados.
Como se dice coloquialmente “Las cartas están echadas” y ambos contendientes han puesto condiciones, y ahora tanto la ciudadanía venezolana así como también los 50 países que reconocen a Guaidó como presidente interino y líder opositor, esperan el curso de esta nueva ronda negociadora, aunque obviamente se ha iniciado una guerra mediática comenzando con las bravatas de Jorge Rodríguez y Cabello que están jugando posición adelantada, y para ejemplos el secuestro del principal diario opositor del país, y el bloqueo de La Patilla.
Todo el mundo espera “inteligencia” y honestidad especialmente de Guaidó que está luchando por lograr una salida eleccionaria bajo condiciones que garanticen un proceso transparente, y no como ha sido hasta ahora con un contendiente acostumbrado a jugar truco. Es prudente acotar que a pesar de la difícil situación humanitaria que vivimos, no es una carrera de velocidad sino un maratón con obstáculos. De modo pues que todos aspiramos que en función de una “política de apaciguamiento”, no cometamos el mismo error de Chamberlain, y más bien obremos como lo hizo Churchill, quien fue completamente honesto y sincero con el pueblo británico cuando les ofreció: ” Sangre, sudor y lágrimas”, saliendo al final triunfante, eso sí, con la ayuda de los aliados.
“Si sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”. Confucio.
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