Anunció este viernes los nuevos protocolos de seguridad la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que prevé el regreso de los aficionados a los estadios, tras más de un año de partidos sin público, pero que restringe la entrada a quienes ya estén vacunados contra COVID o demuestren que no tienen el virus.
Sin embargo, aclaró la Confederación, que el regreso del público a los estadios dependerá de la respectiva aprobación de las autoridades sanitarias en cada Municipio, algunos de los cuales ya liberaron hasta el 10 % de la capacidad de cada arena y otros aún ni lo tienen previsto.
Recalcó el órgano rector del fútbol en Brasil, que el reglamento establece que tan sólo podrá ingresar al estadio el hincha que demuestre que ya está totalmente inmunizado, con las dos dosis de la vacuna o la vacuna de dosis única, mediante la presentación de su certificado de vacunación.
Quienes tan sólo hayan recibido la primera dosis o ninguna de las dos podrán ingresar al estadio desde que presenten un resultado negativo para COVID en una prueba de diagnóstico realizada en los tres días anteriores al partido.
Además de tales restricciones, los hinchas podrán ser impedidos de entrar al estadio en caso de que presenten fiebre en la medición de temperatura a la que serán obligatoriamente sometidos en la entrada o cualquier otro síntoma de la enfermedad.
Igualmente tendrán que comprometerse a usar mascarilla en el estadio, a lavarse las manos con alcohol y a mantener el respectivo distanciamiento social.
Las reglas valdrán para los partidos de la primera, la segunda y la tercera división del Campeonato Brasileño y para los compromisos por la Copa do Brasil, cuyos cuartos de final comienzan este mes, en todo el país.
Algunas ciudades de Brasil ya aprobaron la apertura de los estadios, pero con su capacidad limitada hasta el 10 % del aforo de cada escenario, y otras prevén hacerlo a partir de septiembre, para cuando se espera que todos los adultos brasileños hayan recibido al menos la primera dosis de la vacuna.
Algunas ciudades como Brasilia y Belo Horizonte ya permiten hasta el 10 % de público en sus estadios, pero en Sao Paulo, la mayor urbe del país, esa liberación aún no está prevista.
Río de Janeiro llegó a anunciar que abriría sus estadios en septiembre pero dio marcha atrás luego de que se convirtiera en el epicentro de la propagación de la variante delta de la COVID en el país.
Brasil, que se autodenomina el país del fútbol, es uno de los más castigados por la pandemia de la COVID en el mundo.
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