La huella hídrica es un indicador necesario para evaluar el uso responsable de los recursos de agua dulce y su conocimiento es fundamental para controlar su racionamiento, ¿sabes cómo calcular la tuya?
¿Alguna vez has pensado cuál es la cantidad de agua que consumes con tus tareas diarias? Y no hablamos solo de uso directo, si no del involucrado con la producción de ellas. Según los últimos estudios, la producción de 1kg de pollo requiere 3.920 litros de agua, la de 1 kg de papel hasta 2.000 litros, 1 kg de arroz asciende a 3.000 litros, un pantalón vaquero utiliza 1.911 litros y desciende a 75 litros de agua cuando se habla de la producción de una pinta de cerveza.
Teniendo en cuenta que hasta 2.000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable, está en las manos de aquellos con acceso al recurso la responsabilidad de hacer un uso responsable de él. Para que los datos de ese uso racional sean visibles y se puedan evaluar, existe un indicador del uso de agua dulce por parte de los individuos, directo e indirecto, conocido como huella hídrica. Te contamos cómo calcular el tuyo.
UTILIDAD Y MEDICIÓN DE LA HUELLA HÍDRICA
Tener una medida del consumo que cada persona, familia, institución o empresa está haciendo del agua, es fundamental para poder analizar qué acciones se están haciendo bien y cuales podrían llevarse a cabo de forma más responsable. Estos datos permiten que, a nivel regional, sea posible establecer ciertos objetivos de manejo eficiente de agua que deben ser acatados por todos los ciudadanos y que permitirían regular el uso del recurso y mantener una correcta racionalización.
La forma en la que se mide es mediante el análisis del volumen de agua consumida, evaporada o contaminada. En el caso de las personas individuales, esta medida se realizará por unidad de tiempo, mientras que para empresas o instituciones productoras de materia prima, la medida se hará por unidad de masa. Así, si se va sumando el gasto y consumo de agua de una persona a lo largo de su día, se genera la huella hídrica personal diaria, es decir, el volumen de agua por día que ese individuo consume. Ahora bien, sumando la huella hídrica de todas las personas, junto a la de empresas, se obtiene la huella hídrica del planeta.
Para elaborar la huella hídrica de una sola persona se tienen en cuenta todos los procesos diarios involucrados con el agua, ya sean directos o indirectos. En el primer caso, se incluirían todas aquellas actividades como beber y cocinar, lavados, aseo, regadío, etc… Mientras que para el caso de las contribuciones indirectas se incluirían todas las relacionadas con electricidad, combustibles, alimentos o embalajes y residuos.
TIPOS DE HUELLA HÍDRICA
A la hora de llevar una cuenta de los procesos de consumo de agua que colaboran a la creación de la huella hídrica se tienen en cuenta ciertos factores. Así, en función de la procedencia del agua utilizada, así como de la calidad de la misma en el caso de ser usada y luego desechada, los datos seguirán uno u otro análisis. Esas distinciones se materializan en 3 tipos: la huella hídrica azul, la huella hídrica verde y la huella hídrica gris.
Huella hídrica azul: Sería el indicador del uso que un individuo hace del agua dulce o subterránea, es decir, de aquella que se encuentra en ríos, lagos, embalses o acuíferos.
Huella hídrica verde: Es una medición del uso de agua proveniente de las precipitaciones que no se transforman en corrientes temporales ni en aguas subterráneas. Son aquellos pequeños depósitos de agua acumulados sobre la superficie o en la vegetación.
Huella hídrica gris: Se define como el volumen de agua necesaria para asimilar la carga de ciertos contaminantes presentes tras su uso. Está basado en las concentraciones en condiciones naturales y en las normas de legislación.
LA HUELLA HÍDRICA EN EL DÍA A DÍA
A lo largo del día, todo el uso del agua se va sumando a la huella hídrica personal de un individuo. De esta forma, junto a la huella hídrica de 140 litros de agua que va asociada a una taza de café, se encuentra, por ejemplo, el simple hecho de darse una ducha. En una ducha se consume una caudal de 20 litros / min (llegaría a ser de 5 litros/min si tenemos en cuenta una ducha moderna de bajo caudal). Si consideramos un tiempo de 10 minutos, estaríamos hablando del empleo de unos 50 o 200 litros de agua. Extendido a un año, se alcanza casi un consumo de entre 18.250 litros y 73.000 litros.
Si se analiza ahora el acto de poner una lavadora, se encuentra un consumo de unos 100 litros por lavado. Ahora bien, si tenemos en cuenta que este proceso requiere también un cierto gasto energético de unos 1 kWh o 2 kWh, lo cual ya tiene su propia huella, se llega a elevar la huella hídrica de un solo lavado a 103 o 161 litros. Pero estos datos corresponderían a la huella hídrica azul ya que la mayoría del agua quedaría contaminada por los detergentes. En este caso, la huella hídrica gris tendría un orden de casi 700 litros.
Para todo aquel que desea calcular su huella hídrica personal, la Fundación Aquae cuenta con una calculadora online. A través de simples preguntas, proporciona el resultado de tu huella hídrica basado en el volumen de agua consumido de manera directa por las actividades cotidianas, así como el que se utiliza para producir lo bienes y servicios consumidos.
EL ORIGEN DEL TÉRMINO HUELLA HÍDRICA
El término de huella hídrica surgió en el año 2002 como parte de un proyecto de sostenibilidad dirigido por Arjen Hoekstra, profesor de Gestión del Agua en la Universidad de Twente, en los Países Bajos. Este pionero en el análisis del vínculo entre la actividad humana y apropiación de recursos de agua dulce, fue capaz de tejer una red de contactos, y de inspirar a un conjunto de alumnos, ciudadanos, gobiernos y empresas a través de sus múltiples investigaciones académicas y de divulgación.
El éxito de la introducción del concepto de huella hídrica lo llevó a fundar en el año 2008 la Water Footprint Network, una comunidad internacional de organizaciones públicas y privadas de diferentes sectores con el objetivo de analizar los datos existentes, establecer objetivos de uso responsable del recurso y abordar las últimas investigaciones relativas a la crisis del agua.
Incluso en 2011 se creo The Water Footprint Assesment Manual, un documento donde se asienta la metodología para la medición de la huella hídrica a nivel mundial, la cual, en su momento, dio lugar a un campo académico innovador. Gracias a este documento, cada país cuenta ahora con un índice de contabilización establecido de forma metodológica, así como supuse la apertura de numerosas vías de investigación en el campo del uso del agua y la sostenibilidad.
Fuente: nationalgeographic.com.es