La licenciada en Nutrición Romina Pereiro comparte algunas recomendaciones para incorporar en la alimentación diaria y así bajar el estrés que provocan algunas situaciones de la vida cotidiana
FUENTE: INFOBAE
Todas las personas en algún momento de la vida padecemos alguna situación de estrés, pero cuando se produce de manera constante, puede derivar en la aparición de diversas enfermedades.
¿Qué sucede? Cuando nos sentimos bajo amenaza, nuestro cerebro activa un sistema de alarma y se liberan hormonas, como la adrenalina y el cortisol. Por un lado, la adrenalina aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial; por otro lado, el cortisol aumenta la producción de glucosa en la sangre y altera las respuestas del sistema inmunológico y digestivo. Este proceso, cuando se vuelve constante, puede afectar nuestra salud
Desde la alimentación podemos colaborar un poquito, incorporando algunos nutrientes. Hemos visto que cuando estamos estresados, el cerebro busca sal, grasa, azúcar, y aquellos alimentos que culturalmente tenemos incorporados y que nos transportan a momentos de placer, seguridad y contención. Los llamamos “comfort food”.
Entre ellas, pueden ser las pastas con salsa, la tarta de manzana que nos hacía la abuela, o las galletitas que comíamos mirando los dibujitos en nuestra infancia, etc.
Justamente, lo que nuestro cerebro está buscando a través de estos alimentos es bajar los niveles de cortisol. Por eso, siempre recuerdo que una dieta muy restrictiva, muy rígida, que no tiene en cuenta tus gustos aumenta los niveles de cortisol, por lo tanto, aumenta el estrés.
¿Cómo hacemos desde la alimentación para ayudar a bajar un poco el estrés?
Incorporando algunos nutrientes clave. Existe un aminoácido llamado triptófano (que los vas a encontrar básicamente en los alimentos con proteína) que viaja hacia el cerebro y allí, se transforma en serotonina, neurohormona del placer.
¿Donde encontramos triptófano? En el pollo a la plancha, un churrasco, una porción de queso, en la leche, el huevo, tofu, las nueces, las almendras, en el kiwi y en la banana. Y si a este grupo de alimentos los consumimos junto a una fuente de hidratos de carbono, mejoramos aún más su absorción.
Por ejemplo: un plato de pollo con arroz, una milanesa, un yogur con cereales.
Por eso es tan importante recalcar a las personas que sienten más hambre y ansiedad a la noche, que no hagan una cena muy restrictiva.
Otros nutrientes a incorporar son los antioxidantes, ideales para combatir el estrés oxidativo.
¿Dónde encontrás los antioxidantes? Estos están en la variedad de colores de la alimentación.
– La vitamina A la encontrás en el color rojo y naranja. Además, en la yema de huevo y los lácteos.
– La vitamina C en los cítricos como en las naranjas, mandarinas, kiwis y frutillas.
– La vitamina E está presente en el aceite.
Como conclusión: una buena alimentación, combinada con una buena calidad de sueño, algo de actividad física y actividades que nos gratifiquen y nos hagan bajar un cambio, pueden ayudarnos a sentirnos mejor en momentos difíciles.