LO BUENO Y LO FEO DE LA PANDEMIA

Dr. Carlos G. Jaime M.

En la actualidad el mundo la está pasando mal, la pandemia del Covid-19 nos agarró de sorpresa y nos está haciendo vivir grandes cambios culturales, habida cuenta que dicha palabra encierra los conceptos de costumbres, modo de vivir y convivir, valores, paradigmas, maneras de laborar, de divertirse, estudio, deporte, conocimiento científico, etc., produciendo grandes cambios que incidirán sin duda, en nuestros patrones cognitivos y culturales futuros.

La enfermedad ha provocado alteraciones mundiales. Economías en debacle con sus funestas consecuencias de desempleo y cierre de empresas. Ausencia de educación presencial y dificultades para la virtual. Paranoia que despierta el miedo a contaminarse, enfermar y morir. Gobiernos autocráticos que han aprovechado el aislamiento social para imponer reglas autoritarias, y lo que es peor; la deshumanización de algunos aprovechando lucrarse por la necesidad de muchos, despertando conductas de insensibilidad al sufrimiento del prójimo, que hemos de calificar delictuosas.

Resulta interesante haber visto el derrumbamiento de la economía mundial con la sospechosa excepción de China, que aprovechándose del bajón accionario de grandes compañías que previamente habían sido seducidas por ellos en función del ofrecimiento de contratos laborales sumamente atractivos por su bajo costo, escondían un sistema esclavista. Por ambición desmedida dispusieron trasladar allá sus factorías, lo que les permitió a estos gobernantes asiáticos la copia tecnológica, y en base a precios muy bajos compitieron ventajosamente con las copias de estos productos.

La consecuencia ha sido la quiebra mundial con el desempleo y millones de despidos, que la OIT estimó en 195 millones de puestos de trabajo a tiempo completo, ya que muchas empresas tuvieron que reducir su personal para subsistir, y otras cerraron definitivamente.

En el sector educativo se obligó al cierre obligando utilizar la educación virtual que, si bien facilita el acceso a la información de contenidos, y es una muy buena herramienta coadyuvante de la labor docente, todavía no ha podido reemplazar la interacción humana con el maestro. Adicionalmente la mayoría de los países en desarrollo y entre ellos el nuestro, se ha hecho más evidente la desigualdad social, porque muchas familias no cuentan con los medios para adquirir un computador.

Otra cruel consecuencia es que los sectores pobres han tenido mayor factibilidad de contaminarse por hacinamiento y malas condiciones de vivienda, la procura del día a día trabajando en la calle, desnutrición por escasez de alimentos aparte del encarecimiento de los mismos; y hay un factor más que los expertos no vacilan en mencionar. La corrupción que se ha desatado sobre todo ante la precariedad de nuestro sistema sanitario-asistencial, por el déficit de insumos médico-quirúrgicos, poco personal porque buena parte del mismo ha emigrado por el maltrato que implica escuálida remuneración, hospitales con insuficiencia de servicios públicos, como agua, electricidad y otros, y ahora que aparece la vacunación se avizora desigualdad en su distribución. Otro aspecto también criticable es la aparición de grupos anti-ciencia, conspiranoicos, anti-vacunas y vendedores de “medicamentos milagrosos, la mayoría de ellos ineficaces y hasta peligrosos. Negacionistas, que enfáticamente niegan la peligrosidad de este virus, estimulados por la aparente “lentitud” de la investigación científica, que por su seriedad conlleva superar muchas etapas antes de publicar y aplicar resultados con base a la evidencia, lo que me recuerda que, “Del apuro solo queda el cansancio”.

No quiero seguir desgranando un rosario de adversidades y paso a referirme a los plausibles aspectos que hemos visto en la pandemia que en medio de todo este horror representan rayos de esperanza. La cuarentena ha hecho disminuir la contaminación ambiental. El cierre de fábricas, restricción de vuelos y otros, han permitido la reducción de gases con efecto invernadero, y así se pudo ver en Venecia que sus aguas volvieron a ser cristalinas, y en otras ciudades animales salvajes pasearon tranquilamente por las calles desiertas.

Otro elemento positivo ha sido la comunión familiar, ampliada gracias a la tecnología que permite la relación audiovisual con parientes en otras regiones. El reconocimiento público a la abnegación del personal de salud que, respondiendo a su vocación altruista arriesgan su vida día a día, haciendo realidad una frase de mi abuelo que permítanme citar:” En el cumplimiento del deber no se le tiene apego al pellejo”. Adicionalmente este virus nuevo con una fisiopatología que no conocíamos, ha estimulado la investigación científica con resultados que se avizoran prometedores.

Otra buena actitud ha sido la creatividad, ya que el encierro obligatorio en casa estimuló a muchas personas utilizar la tecnología compartiendo historias, pasatiempos, música, chistes, y algunas más creativas, publicando instrucciones para cocinar, repostería, manualidades, exponiendo creaciones artísticas etc. Me veo obligado a mencionar proyectos solidarios acá en San Cristóbal población fronteriza con el oriente colombiano, de iniciativa para la manutención alimentaria del personal de salud, recolección de insumos médico-quirúrgicos por parte de ONG bajo la coordinación de grupos de médicos, comunicadores sociales y vecinos, lo que nos devuelve la fe en la Humanidad.

Uno entonces piensa: Pandora tenía razón, no se puede perder la esperanza.