La llama olímpica finalmente será la emoción en Tokio y en sus estadios con un año de retraso a partir del 23 de julio para dos semanas de hazañas deportivas, siempre bajo la amenaza de la Covid-19.
Es quizás el recuento diario más importante y esperado de los Juegos Olímpicos de Tokio (23 de julio-8 de agosto), primera cita mundial organizada desde el comienzo de la pandemia.
El mundo entero -en particular Japón, cuya población ha sido hasta el final hostil a estos ‘Juegos de la pandemia’-, va a escrutar las cifras diarias de los casos de Covid-19 entre los deportistas, voluntarios y otros participantes de los Juegos Olímpicos.
Desde el 1 de julio, el comité organizador de Tokio-2020 ha registrado 55 casos positivos, incluidos dos primeros deportistas residentes en la Villa Olímpica el domingo.
Para tranquilizar a la opinión pública, que habría preferido en su gran mayoría un nuevo aplazamiento o la anulación pura y simple de estos Juegos Olímpicos, las autoridades japonesas han tomado medidas drásticas: pruebas diarias para los deportistas, uso de la mascarilla obligatorio para todos, reuniones limitadas al mínimo estricto en la Villa Olímpica, prohibición a los familiares de los deportistas extranjeros de ir a Japón y, por último, nunca antes visto en la historia de los Juegos Olímpicos, ausencia casi total de público.
Después de gastar 13.000 millones de euros (15.345 millones de dólares), incluido un coste adicional de 2.300 millones de euros (2.715 millones de dólares) debido al aplazamiento y a las medidas antivirus, Tokio está lista («la ciudad mejor preparada de todos los tiempos para los Juegos Olímpicos», aseguró el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach) pero la ciudad de los 14 millones de habitantes está sometida a un estado de emergencia sanitaria, durante toda la duración de los Juegos Olímpicos, que obliga a bares y restaurantes a cerrar a las 20h00.
Estamos lejos del entusiasmo desbordante que suscitó la designación de la capital nipona como ciudad anfitriona de los XXXII Juegos de la Historia Moderna el 8 de septiembre de 2013. En la televisión, ese día, los presentadores de la televisión habían llorado, mientras que el país lo celebraba.
Japón se estaba recuperando de la triple catástrofe del 11 de marzo de 2011 (terremoto, tsunami, accidente nuclear de Fukushima), que se cobró unas 18.500 vidas. Los Juegos Olímpicos fueron bautizados inmediatamente como ‘Juegos de reconstrucción’.
Eso fue antes del Covid, que cambiaría profundamente el planeta y causó cerca de 15.000 muertes en Japón.
La pandemia no ha sido el único motivo de migrañas y cuestionamientos para los organizadores que han tenido que enfrentarse a varios escándalos, como el que llevó al presidente del comité organizador Yoshiro Mori a dimitir en febrero pasado por declaraciones sexistas, de otra época.
Es importante destacar que los Juegos Olímpicos ya son históricos, ya que por primera vez habrá tantas mujeres como hombres que participarán en las 339 pruebas en el programa, en nombre del equilibrio entre sexos querido por Thomas Bach, que también impulsó la inclusión de los deportes llamados «jóvenes y urbanos», como el skateaboard, el surf, el baloncesto 3×3 o la escalada.
Entre los 11.090 deportistas inscritos en Tokio, no hay un icono deportivo de dimensión planetaria, ya que Usain Bolt se retiró de las pistas de atletismo, la superestrella de la NBA LeBron James no quiso participar y las estrellas del mundo del fútbol, como Neymar, Lionel Messi o Kylian Mpabbé, no fueron liberadas por sus clubes.
Sí está Novak Djokovic, indiscutible jefe del tenis mundial, que puede añadir el título olímpico a los títulos de este año en el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon, acercándose así al ‘Golden Slam’, compuesto de todos los grandes títulos en un año olímpico, hazaña realizada únicamente por la alemana Steffi Graf en 1988.
Pero otros grandes jugadores del tenis mundial actual, lesionados (Roger Federer) o por decisión personal (Rafael Nadal, Serena Williams), no estarán en la cita de Tokio.
Otro de los héroes de estos Juegos Olímpicos podría ser un coloso francés. En el país del judo, en el ‘templo’ del Nippon Budokan, Teddy Riner puede convertirse el 30 de julio, a los 32 años, en el primer triple campeón olímpico de la historia en la categoría reina de los pesados.
A menos que los nadadores estadounidenses Caeleb Dressel y Katie Ledecky, con un programa sobrecargado, consigan una impresionante colección de títulos y/o medallas, o que su compatriota Simone Biles se convierta en la mejor gimnasta de la historia, superando las nueve coronas olímpicas de la soviética Larissa Latynina.
El tradicional momento culminante de todos los Juegos Olímpicos, la final de 100 metros masculino, programada para el 1 de agosto, se presenta inusualmente indecisa.
Los Juegos Olímpicos iniciarán el miércoles, 48 horas antes de la ceremonia de apertura, con un partido de softbol entre Japón y Australia. Se cumplirán, entonces, más de 2.870 días desde que Tokio recibió el encargo de organizar unos Juegos que están, definitivamente, fuera de las normas.
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