El nuevo monarca de Gran Bretaña participó en una pomposa ceremonia junto a Camila y a unos 2.300 invitados en la Abadía de Westminster, en Londres.

Carlos III, de 74 años, fue coronado este sábado en la Abadía de Westminster, en una fastuosa y solemne ceremonia en Londres, evento inédito en el Reino Unido desde hace 70 años. El acto tuvo lugar ocho meses después de su llegada al trono tras la muerte de su madre Isabel II.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, puso la corona de San Eduardo sobre la cabeza del rey ante unos 2.300 invitados, entre ellos un centenar de jefes de Estado extranjeros, como Luiz Inácio Lula da Silva y los reyes de España, Felipe VI y Letizia. Tras colocarle la corona, el arzobispo gritó a la congregación «Dios salve al Rey», tras lo cual se escucharon trompetas. La esposa de Carlos III, Camila fue coronada inmediatamente después de un modo similar pero más sencillo.

Sentado en la silla de roble de San Eduardo, considerado el mueble más antiguo del Reino Unido y colocado sobre un piso de mosaico medieval, Carlos III fue coronado tras recibir las distintas insignias reales, que simbolizan las responsabilidades como el jefe de Estado británico hasta el día de su muerte.

Al rey se le entregó el orbe del soberano, que simboliza el mundo; el cetro con cruz, que representa el mundo cristiano; y el cetro de la paloma, símbolo del papel espiritual del monarca.

De vuelta a Buckingham

Por último Welby le colocó la corona de San Eduardo, hecha en oro y decorada con rubíes, amatistas, zafiros, granate y topacios, la única vez en su vida que el monarca la llevará. Antes, el monarca fue ungido con aceite consagrado por el arzobispo de Canterbury, el rito religioso más solemne de la liturgia de la coronación, que requiere que el monarca esté temporalmente oculto al público.

El soberano quedó velado por un panel de tela bordada con motivos de ángeles y un árbol con 56 hojas que representan a cada uno de los países de la Commonwealth, bendecida en la Capilla Real del Palacio de St James hace una semana. Durante la unción, el coro entonó la pieza «Zadok the Priest», compuesta por Georg Friedrich Handel para la coronación de Jorge II, en 1727.

Acompañados por miles de militares y miembros de la realeza, los monarcas regresarán en una nueva procesión al Palacio de Buckingham, donde acompañados por su familia saludarán a la multitud desde el balcón.

No obstante, no todos los británicos están felices con la histórica coronación. Horas antes del evento un grupo de activistas antimonárquicos estaba sacando de un camión sus pancartas con el lema «No es mi rey», cuando la policía detuvo a varios de ellos. A pesar de los fracasados intentos de manifestaciones, a pocos metros de allí, miles de admiradores de los monarcas se agolparon desde primera hora de la mañana para ver pasar a los reyes, algunos desde hace días, tras las barreras colocadas en The Mall, la gran avenida que parte del Palacio de Buckingham.

Fuente: eluniversal.com