FUENTE: AFP
El líder del Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia confirmó el jueves que asistirá a una conferencia internacional en Berlín para lanzar un proceso de paz, y su rival del este, el mariscal rebelde Jalifa Haftar, se declaró dispuesto, «en principio», a participar en ella.
Tanto el jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional libio (GNA), basado en Trípoli (oeste), Fayez al Sarraj, como el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este, informaron de sus posiciones, al tiempo que se puso en marcha un alto en fuego el domingo que se está respetando globalmente.
Temiendo una internacionalización del conflicto en Libia y que un aumento en las llegadas de migrantes, los europeos redoblaron esfuerzos para solucionar la situación en ese país, principalmente con la organización de una conferencia en Berlín auspiciada por la ONU.
En la capital libia, Trípoli, Fayez al Sarraj confirmó el jueves, a través de su gabinete de prensa, que acudirá a la conferencia.
En Bengasi (este), su rival, el mariscal Haftar, recibió al ministro alemán de Relaciones Exteriores, Heiko Maas.
Haftar «accedió a respetar el alto el fuego en curso» y «dejó en claro que quiere contribuir al éxito de la conferencia libia en Berlín y, en principio, está dispuesto a participar en ella», tuiteó el ministro alemán tras reunirse con él.
El mariscal Haftar, que controla una parte importante de los recursos energéticos de Libia, abandonó Moscú el domingo sin firmar el acuerdo de alto el fuego, tras unas reuniones auspiciadas por Rusia y Turquía, que apoyan a Haftar y a Al Sarraj respectivamente.
Por su parte, Al Sarraj sí que rubricó el acuerdo en Moscú, pero no se reunió directamente con Haftar en ningún momento.
Previamente a esa conferencia en Berlín, Haftar viajó este jueves a Atenas para reunirse con el presidente y el primer ministro griegos, que le apoyan.
Impedir las injerencias
Varios países estarán representados en Berlín, incluyendo Rusia, Turquía, Estados Unidos, China, Italia y Francia.
El objetivo principal de la conferencia consiste en consolidar la tregua sobre el terreno y, sobre todo, impedir injerencias extranjeras en Libia, especialmente a través de un apoyo militar. En este sentido, se propondrá un embargo a las armas, según Berlín.
Libia, que cuenta con las reservas de petróleo más importantes de África, está sumida en la violencia y las luchas de poder desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, tras una revuelta popular y una intervención militar dirigida por Francia, el Reino Unido y Estados Unidos.
En abril de 2019, las fuerzas pro-Haftar lanzaron una ofensiva para conquistar Trípoli. Más de 280 civiles han muerto desde entonces, así como más de 2.000 combatientes, según la ONU. Además, 146.000 personas tuvieron que huir de los combates.
El alto el fuego se respeta relativamente pese a que ambos bandos se acusan mutuamente de violarlo.
El martes, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, denunció «la implicación militar» de Moscú y Ankara en Libia y comparó ese conflicto con el de Siria.
«Decimos que no hay solución militar para el conflicto. Pero eso ya lo dijimos para la guerra siria. ¿Y a qué hemos asistido en Siria? A una solución militar. La misma situación podría reproducirse en Libia», advirtió.
Ankara desplegó militares en enero para apoyar al gobierno reconocido (GNA) de Fayez al Sarraj, mientras que Rusia, a pesar de sus negativas, es sospechosa de respaldar a las tropas del mariscal Haftar a través del suministro de armas y la llegada de mercenarios.