Fármacos antirreumáticos actúan frente a la Covid-19

FUENTE: CUIDATEPLUS

El nuevo coronavirus (Sars-CoV-2) desvela sus múltiples caras a medida que se investiga sobre él. Hay colectivos que son más vulnerables y otros que parecen estar más a salvo de sus consecuencias. El caso de los pacientes con patologías reumáticas -como el lupus o la artritis reumatoide, entre otras- es especial porque, por un lado, es sabido que quienes sufren patologías de tipo autoinmune suelen tener más riesgo de contraer algunas infecciones; pero, por otra parte, algunos de los fármacos que toman podrían contribuir a combatir la Covid-19.

Un número creciente de artículos científicos sugieren que, en los casos graves, la infección causada por el nuevo coronavirus, además de inducir una neumonía, produce una hiperactividad del sistema inmunitario como evento que acompaña a la enfermedad crítica. Esto, junto con el distress respiratorio (lesión pulmonar inflamatoria que conduce a una respiración rápida y trabajosa y puede desencadenar un fallo orgánico), es la principal causa de mortalidad en los pacientes con Covid-19.

“Algunos estudios publicados -con riesgo alto de sesgos- plantean la posibilidad de que varios de los tratamientos que reciben los pacientes con enfermedades reumáticas tengan efecto protector sobre el desarrollo de la enfermedad (medicamentos para la malaria o antimaláricos) o sobre su evolución a formas graves (Inhibidores de IL-6 o IL-1, jakinibs, anticalcineurínicos, etc)”, explica José María Álvaro-Gracia, presidente electo de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefe del Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid).

Con el fin de mejorar el conocimiento sobre estas cuestiones, la SER ha establecido un sistema para la recopilación de datos sobre la infección por SARS-Cov-2 en pacientes con enfermedades reumáticas inmunomediadas.

Covid-19 y patología reumática

Una de las incógnitas que se plantean es si los pacientes con enfermedades reumáticas tienen un mayor riesgo de infectarse por el nuevo coronavirus y si, una vez contraída la enfermedad, tienen más probabilidades de complicaciones. Álvaro-García advierte que “no hay datos suficientes para contestar a esta pregunta”. Lo lógico sería pensar que sí, aunque es sabido que muchos avances científicos y médicos desafían a la intuición y el sentido común. “De manera muy general, los pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes suelen tener algo más de riesgo de contraer algunas infecciones, tanto virales como bacterianas. Esto es así porque algunos de los tratamientos que usamos pueden producir algún grado de inmunosupresión, es decir, pueden bajar algo las defensas”, aclara.

Fármacos antimaláricos e inhibidores de interleucinas

Respecto a la posibilidad de que algunos fármacos que toman los pacientes con enfermedades reumáticas puedan tener un efecto protector, tanto para evitar contraer la enfermedad como para hacerla más leve, el reumatólgo señala que los antimaláricos “quizá podrían impedir que el virus se propague en las células del organismo una vez que se produce el contagio, de manera que las personas que se exponen al virus, o bien no desarrollan la enfermedad, o bien la tienen de forma más leve”.

Otro grupo terapéutico prometedor son los inhibidores de interleucinas (IL). Las interleucinas son proteínas que participan en la respuesta del sistema inmune. “Los inhibidores de IL-6 y quizá de IL-1 podrían ser útiles para evitar que la enfermedad se haga más grave. La razón es que uno de los mecanismos responsables del empeoramiento de la Covid-19 en algunos pacientes es una potente reacción inflamatoria que hace que se extienda la neumonía y se produzcan fenómenos de trombosis en los vasos sanguíneos y afectación de otros órganos”. En esa reacción inflamatoria, “las interleucinas juegan un papel muy importante; por eso, los fármacos biológicos que las inhiben, o incluso otros fármacos como los inhibidores de JAK que también frenan la acción de esas moléculas, podrían tener un papel beneficioso”, resalta Álvaro-García.

Si se confirman estas apreciaciones, los pacientes reumáticos que ya estaban tomando esos medicamentos podrían ser los primeros beneficiados. Pero el experto pide cautela al valorar estos resultados de las investigaciones en marcha: “No podemos olvidar que también es posible que alguno de estos medicamentos aumente el riesgo de contraer la enfermedad por su efecto de disminución de las defensas. Este efecto inmunosupresor probablemente no existe en el caso de los antimaláricos, pero podría tener algo más de importancia en el caso de los inhibidores de interleucinas”. No se podrán sacar conclusiones definitivas “hasta que no tengamos datos de un número grande de personas expuestas al coronavirus y que tomen estos tratamientos”.

Beneficios para el resto de pacientes con Covid-19

Aunque todavía son muchas las dudas y pocas las certezas, tanto los antimaláricos y otros medicamentos ya se están administrando en los hospitales a determinados pacientes con Covid-19 y no solo a los enfermos reumáticos. “Se está estudiando la posibilidad de que los antimaláricos tengan un efecto preventivo para evitar que los contactos cercanos de pacientes con Covid-19 (sobre todo, familiares y personal sanitario) desarrollen la enfermedad”, indica el presidente electo de la SER. También se está evaluando si evitan la progresión de la enfermedad si se toman muy al principio, cuando aparecen los primeros síntomas.

Respecto a los fármacos biológicos y algunos inmunosupresores, hay indicios de que podrían ser útiles en los pacientes con Covid-19 más grave cuando se dan manifestaciones de esa respuesta inmune exagerada. “De hecho, se están utilizando ya en muchos protocolos de centros sanitarios fármacos como el tocilizumab o el sarilumab, que inhiben la IL-6, el anakinra –inhibidor de IL-1-, el baricitinib –inhibidor de JAK- o incluso la ciclosporina”, comenta el reumatólogo.

El camino hacia la consecución de un tratamiento eficaz para poner fin a la pandemia no es sencillo en absoluto. El especialista apostilla que, debido a la urgencia y a la rapidez de la expansión de esta epidemia, los médicos se han visto “obligados a usar esos fármacos sin tener todavía los datos de calidad necesarios para saber si realmente son eficaces o no”. De ahí que considere fundamental “hacer una llamada a que, dentro de lo posible, se incluya a esos pacientes en ensayos clínicos controlados y aleatorizados. Solo así podremos saber si son útiles o no”.

De hecho, advierte de que “la historia de la medicina está plagada de tratamientos que parecían eficaces desde la perspectiva de algunos médicos y pacientes, pero después se demostró que no eran útiles o incluso resultaban contraproducentes”.