FUENTE: EFE

La alianza entre la OPEP, Rusia y otros nueve productores petroleros fracasó este viernes en Viena, por primera vez desde que se fraguara en 2016, al no lograr un compromiso sobre un nuevo recorte de la oferta conjunta de crudo, tras lo cual los precios del «oro negro» se hundieron.

«Ningún acuerdo», dijo el ministro iraní de Petróleo, Biyán Zangané, tras concluir la octava reunión de la OPEP+ (OPEP y aliados), en respuesta a una pregunta de la prensa sobre el resultado de las negociaciones entre los 23 países.

Ello significa no solo que ahora la oferta no se rebajará como se esperaba en el sector para contrarrestar la caída de la demanda de crudo a raíz de la epidemia de coronavirus, sino que, al no haber tampoco un compromiso para extender los recortes anteriores tras su vencimiento a fines de este mes, el bombeo puede aumentar.

Desde finales de 2018 esas limitaciones suman un volumen de 2,1 millones de barriles diarios (mbd) de crudo que, al menos hipotéticamente, podrían regresar ahora al mercado.

«Desde el 1 de abril nadie tiene la obligación de recortar la producción», confirmó el ministro de Energía ruso, Alexandr Novak. Si su país abrirá los grifos o no, «dependerá de los planes de las empresas en primer lugar», añadió.

La cita de hoy estuvo precedida de una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la que sus trece socios apoyaron por unanimidad la iniciativa de Arabia Saudí a favor de retirar del mercado 1,5 mbd para frenar la depreciación del barril desencadenada por el COVID-19.

Pero la propuesta chocó con la oposición de Rusia, líder del grupo de aliados, que, secundada por Kazajistán, abogaba por mantener los niveles actuales de bombeo hasta fines de junio, lo que suponía extender su vigencia por tres meses.

Nadie dio brazo a torcer durante la negociación.

Los ministros, si bien resaltaron su deseo de continuar con las consultas «OPEP-No-OPEP», ni siquiera consiguieron fijar la fecha para una nueva reunión, con lo que incluso ha quedado en entredicho el encuentro previsto para el 9 de junio próximo.

PETROPRECIOS EN CAÍDA LIBRE

La extensión del coronavirus que ha llevado a innumerables cancelaciones de vuelos y a una ralentización de la actividad económica, sobre todo en China, presiona fuertemente a la baja sobre los precios del petróleo.

La OPEP ha reducido en más de un 50 %, hasta 0,48 mbd, su previsión sobre el crecimiento del consumo petrolero mundial en 2020, desde los 1,1 mbd pronosticados en diciembre pasado.

En esta situación, la falta de topes para la oferta despierta el temor de que los productores, apremiados por el descenso de sus ingresos, se lancen a una «guerra de precios» para conquistar mercado, un panorama reflejado en la reacción del valor del barril a las noticias que llegaban desde la capital austríaca.

El petróleo intermedio de Texas (WTI) cerró con un desplome del 10,07 %, hasta 41,28 dólares, en la peor jornada desde 2014, mientras que el Brent acabó un día negro en 45,29 dólares, tras hundirse un 9,40 %.

¿EL FIN DE LA «OPEP+»?

El desacuerdo deja un incierto futuro para la alianza de la organización petrolera liderada por Arabia Saudí, y sus aliados, encabezados por Rusia, un grupo responsable de cerca de la mitad de la producción petrolera mundial.

Fue sellada en diciembre de 2016, tras meses de negociaciones intensas impulsadas por la necesidad de recuperar el precio del crudo, que había llegado a desplomarse un 80 % desde mediados de 2014 por un exceso de oferta creado sobre todo por el auge del petróleo de esquisto en EEUU.

Para sorpresa de muchos analistas, la inusitada cooperación surtía el efecto deseado, si bien requirió de sucesivos recortes del bombeo que fueron reduciendo la cuota de mercado de los 23 países.

Un barril a la baja, según algunos expertos, ofrece ciertas ventajas a Moscú: por un lado le permite conquistar nuevos mercados y, por otro, elimina a medio plazo a aquellos productores que dependen de un petróleo caro, como las extracciones de esquisto en EEUU.

La primera potencia mundial se ha convertido, entretanto, en el primer productor de petróleo del planeta, relegando al segundo y tercer lugar a Rusia y Arabia Saudí, respectivamente.

Por su parte, Riad, estrecho aliado de Washington, ha defendido hasta el final la estrategia de cerrar los grifos para forzar la subida de los precios, pues necesita un barril caro para equilibrar su presupuesto.

Si Arabia Saudí y Rusia volverán a unirse en su política petrolera y salvar así a la OPEP+ es algo que hoy quedaba en Viena sin respuesta, a pesar de que el secretario general de la OPEP, el nigeriano Mohamed Barkindo, se mostró optimista.

«Hemos pospuesto esta reunión física, pero las consultas continúan. Han acordado continuar hablando», informó.

«Soy optimista de nacimiento, creo que nadie en este grupo de países quiere recaer en el ciclo bajista por el que pasamos en 2014-2015 y 2016. Son conscientes de eso», insistió, y resaltó que, al igual que en la citada crisis, ahora es necesario «afrontar los desequilibrios del mercado».

«Y para hacerlo de forma eficiente y efectiva necesitamos a todos a bordo», sentenció el secretario general.