El fósil de hace 555 millones de años muestra que la criatura, parecida a un gusano, tenía parte delantera y trasera

FUENTE: ABC

Un equipo dirigido por geólogos de la Universidad de California Riverside ha descubierto en Australia el primer ancestro del árbol genealógico que contiene la mayoría de los animales comunes hoy en día, incluidos los humanos.

La pequeña criatura parecida a un gusano algo más grande que un grano de arroz, llamada Ikaria wariootia, es la primera bilateral, es decir, el primer organismo con una parte delantera y trasera, dos lados simétricos y aberturas en cada extremo (boca y ano) conectadas por un intestino. El hallazgo se ha publicado este lunes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Los primeros organismos multicelulares, como esponjas y esteras de algas, tenían formas variables. Conocido como la biota del período Ediacárico, este grupo contiene los fósiles más antiguos de organismos complejos y multicelulares. Sin embargo, la mayoría no están directamente relacionados con los animales actuales. Un famoso ejemplo son las criaturas en forma de nenúfar conocidas como Dickinsonia, que carecen de las características básicas de la mayoría de los animales, como la boca o el intestino.

El desarrollo de la simetría bilateral fue un paso crítico en la evolución de la vida animal, dando a los organismos la capacidad de moverse con determinación y una forma común y exitosa de organizar sus cuerpos. Como explican los autores, una multitud de animales, desde gusanos hasta insectos, desde dinosaurios hasta humanos, se organizan alrededor de este mismo plan básico del cuerpo bilateral.

Los biólogos evolutivos que estudian la genética de los animales modernos predijeron que el ancestro más antiguo de todos los bilaterales habría sido simple y pequeño, con órganos sensoriales rudimentarios. Se pensó que preservar e identificar los restos fosilizados de tal animal era difícil, si no imposible.

Los científicos sabían que las madrigueras fosilizadas encontradas en depósitos del período Ediacárico en Nilpena, Australia del Sur, fueron hechas por bilaterales. Pero no había señales de la criatura que las hizo, por lo que a los atribulados investigadores no les quedaba más opción que especular.

Estas son las impresiones de Ikaria wariootia en piedra.
Estas son las impresiones de Ikaria wariootia en piedra. – Droser Lab / UCR

Hasta 7 milímetros

Así eran las cosas hasta que Scott Evans y Mary Droser, de Riverside, descubrieron unas impresiones minúsculas y ovales cerca de algunas de estas madrigueras. Con fondos de una subvención de exobiología de la NASA, utilizaron un escáner láser tridimensional que reveló la forma regular y consistente de un cuerpo cilíndrico con una cabeza y cola distintas y una musculatura levemente acanalada. El animal oscilaba entre 2 y 7 milímetros de largo y 1 y 2,5 milímetros de ancho, algo más grande que un grano de arroz, el tamaño correcto para haber hecho las madrigueras.

«Pensábamos que estos animales deberían haber existido durante este intervalo, pero siempre entendimos que serían difíciles de reconocer», dice Evans. «Una vez que tuvimos los escaneos 3D, supimos que habíamos hecho un descubrimiento importante», añade.

Ikaria wariootia recibe su nombre como reconocimiento de los custodios originales de la tierra. La denominación del género proviene de Ikara, que significa «lugar de encuentro» en el idioma de los indígenas australianos Adnyamathanha y también bautiza una agrupación de montañas conocida en inglés como Wilpena Pound. El nombre de la especie proviene de Warioota Creek, que se extiende desde la cordillera Flinders hasta la estación de Nilpena (una tierra de ovejas en el sur de Australia).

«Ikaria es el fósil más antiguo que tenemos con este tipo de complejidad», dice Droser. «Dickinsonia y otras cosas importantes probablemente fueron callejones sin salida evolutivos», explica.

Capacidades sensoriales

Un escáner láser 3D que muestra la forma regular y consistente de un cuerpo cilíndrico con una cabeza y cola distintas y una musculatura ligeramente acanalada – Droser Lab / UCR

A pesar de su forma relativamente simple, Ikaria era complejo en comparación con otros fósiles de este período. Se enterraba en delgadas capas de arena bien oxigenada en el fondo del océano en busca de materia orgánica, lo que indica capacidades sensoriales rudimentarias. La profundidad y la curvatura de Ikaria representan extremos delanteros y traseros claramente distintos, apoyando el movimiento dirigido que se encuentra en las madrigueras.

Las madrigueras también conservan las crestas transversales en forma de «V», lo que sugiere que Ikaria se movía al contraer músculos a través de su cuerpo como un gusano, conocido como locomoción peristáltica. La evidencia de desplazamiento de sedimentos en las madrigueras y los signos de que el organismo se alimentaba de materia orgánica enterrada revelan que la criatura probablemente tenía boca, ano e intestino.

«Esto es lo que predijeron los biólogos evolutivos -afirma Droser-., y es realmente emocionante que lo que hemos encontrado se alinee tan claramente con su predicción».