Antonio-Pedro Tejera Reyes

Miembro activo del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT. de las Naciones Unidas. ONU.
Conseiller International, Associazione Intenazionale Stampa Turística AIST. (Italia) Diplome D´Honneur. Unión des Escrivans et Journalistes Hellenes du Tourisme. FIJET. Federación Mundial de Periodistas y Escritores de Turismo. Inscrito en el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Perú.
Pluma de Oro de Rotary Internacional. Puerto de la Cruz Tenerife. Islas Canarias.

LA REALIDAD DEL PRESENTE

Esto no nació ayer. Llevamos más de 50 años escribiendo sobre lo que puede hacer el turismo en Venezuela. Nacional e internacional.

Desde aquel momento que conocimos de cerca el Río Orinoco, las playas de Higuerote, Puerto la Cruz y su proyecto del hotel de Meliá – 1971 – o los llanos de Monagas… Desde aquel momento, vislumbramos que este país podía desarrollar su calidad de vida alrededor del turismo – movimiento de personas – aprovechando su imponente recurso natural que era el petróleo.

“Sembrar el petróleo”, decía Uslar Prietri.

El ejemplo que hoy nos dan los países árabes, es más que suficiente para confirmar que no estábamos errados. La realidad está ahí.

En Maturín y Barquisimeto, impartimos en 1970 lo que se llamó “I Curso de Estudios Turísticos de América Latina”, con un grupo de profesores traídos de las Islas Canarias, hoy todos tristemente fallecidos. Ese curso era solo una visión general de lo que el turismo ofrecía, y cómo funcionaban sus empresas, que había que hacer desde el punto de vista político, y otras realidades de aquellos memorables tiempos.

En sus conclusiones diríamos: “Para los años venideros, el turismo ofrece inmensas posibilidades para el desarrollo socio-económico, social y cultural de las naciones, todos aquellos que tengan la posibilidad, deberán ejercer una constante vigilancia, estudiar soluciones y emprender acciones audaces con el fin de asegurar la realización de las promesas que contiene el turismo para mejorar las condiciones de vida de las personas sobre La Tierra, que en definitiva es lo que honradamente a todos debe interesarnos”. No lo olvidemos, era el año 1970.

Con esas premisas llegamos al presente. Proyectos abortados, empresas destruidas y todo un auténtico disparate, han hecho la historia que hoy sigue en una encrucijada muy difícil de superar, pero no imposible.

LOS PASOS DE LA HISTORIA

Hace poco, el venezolano Baudy Dávila, de la Organización Venezolana de Turismo de Deportes y Aventuras, fundada en el año 2001, recordaba que el país cuenta con innumerables recursos para desarrollar el turismo alrededor de estos dos capítulos, como son el deporte y la aventura con lo cual rúbrica los cientos de comentarios que venimos tratando desde esos años setenta del pasado siglo sobre las posibilidades turísticas del país, y la necesidad de implementar un sistema que haga florecer el turismo en todas las áreas de su extenso territorio como una solución eficaz para conseguir el desarrollo de la calidad de vida de sus pobladores, recordando el mensaje de la Organización Mundial del Turismo – que no nos cansamos de repetir y publicar – “el turismo es riqueza, para la persona, para la familia, para la comunidad y para el mundo entero” (OMT. 2003).

Claro está, que en el presente tenemos el serio problema del post Covid-19, para poder desarrollar ese turismo que queremos pero no cabe duda que la apuesta y el optimismo prevalece a niveles mundiales, y no debe ser Venezuela una excepción dentro de las actuaciones que le informan.

Hemos publicado hasta la saciedad que Venezuela tiene con qué. Hemos explicado, por todos los medios disponibles, las razones que nos llevan a hacer esta aseveración. Una realidad de fácil detección, muy difícil de refutar cuando son indiscutibles, y por lo cual el país tiene el deber de hacerles producir con la finalidad señalada de elevar el nivel de vida socio-cultural y económica de su población.

EL TURISMO DE AVENTURA EN VENEZUELA

Venezuela cumple con todas las exigencias para desarrollar un turismo de aventura basándonos en la definición que es hecho del mismo como una actividad que está sustentada por la exploración y la vivencia de situaciones inesperadas dentro de un marco de realidades fundamentalmente relacionadas con la naturaleza… ríos, montes, cañadas, el mar y las pequeñas islas del Caribe, son valores turísticos de alto contenido de eficacia para el desarrollo en Venezuela del turismo de aventura.

Recordamos acá un pasaje de nuestra historia turística, cuando en el año 1984 organizamos una visita a una cueva descubierta por un pescador, en la Isla Borracha – frente al litoral Barcelona-Puerto la Cruz, en el Oriente de Venezuela – con un grupo de unas 50 personas procedentes de varios lugares del país, y a cuya isla acudíamos a bordo de pequeños botes – peñeros se llaman en Venezuela – “disfrazados” de excursionistas marinos con collares de flores o de papelillos de colores, un cargamento de máquinas fotográficas y una ilusión desmedida que se volcó en recorrer la pequeña cavidad rocosa, para más tarde disfrutar de una parrillada de pescado – corocoro – preparada por los propios marineros que nos ofrecían el transporte, en la pequeña playa donde se desembarcaba para llegar hasta la señalada cueva. Eso era, y es, turismo de aventura.

VISIONARIO RESUMEN DE UNA ACTIVIDAD NECESARIA PARA EL PAÍS

En el año 1973, en las ciudades de Sao Paulo y Río de Janeiro, Brasil, clausuramos sendos seminarios nacionales de turismo en aquella gran nación, bajo la organización, fundamentalmente, de la Universidad de Morumbí, y la Estacio de Sa, con la Secretaria de Turismo del Estado de Sao Paulo y la aportación por parte de nuestro instituto del programa de los mismos, así como de sus profesores.

Por la importancia que le atribuimos a sus conclusiones y la aplicación de las mismas al panorama que actualmente presenta Venezuela, transcribiremos algunas de ellas expuestas en el tema “Perspectivas del Futuro Mercado del Turismo” que expusimos allí, como colofón de nuestra personal intervención… Hace 50 años…

“Decía Arthur Haulot, uno de los más eminentes tratadistas mundiales de los temas turísticos: “estamos ante una urgente necesidad de realizar una acción encaminada hacia la revisión de la actitud social con respecto al llamado sector servicios. Vivimos una época en que el número de utilizadores de los servicios turísticos crece sin cesar hasta el punto de confundirse con la mayoría de la población de los países industrializados… Crear comodidad, felicidad, alegría, etc., es por lo menos tan honorable como tejer fibras sintéticas, hacer números, fabricar conservas, o metralletas… Combatir los prejuicios sociales nunca ha sido simple ni fácil… Se trata de una tarea en la cual debemos luchar todos unidos conscientes de los beneficios sociales derivados del desarrollo turístico… Nuestro imperioso deber es poner nuestra inteligencia, nuestras técnicas y esfuerzos, al servicio de la causa.”

Datos y cifras que analizábamos en aquellas memorables jornadas en Brasil, hoy es más que necesario hacerlo en nuestra Venezuela.

VENEZUELA EN LA ENCRUCIJADA

Extrapolar cuanto señalamos en los apartados anteriores, a la situación del turismo en Venezuela, es hacernos eco de un sentir que durante todos estos pasados años ha palpitado dentro de nosotros. Esta es la Venezuela que conocíamos íntimamente que iba desde los páramos de Los Andes merideños, hasta las comunas de los indios en Tucupita, o las viviendas sobre palafitos en la espectacular Laguna de Sinamaica, allá en esas lejanas estribaciones del Estado Zulia, a las puertas de la frontera colombiana…

Estamos ante un resumen mundial que abarca el ecoturismo, la conservación de los espacios protegidos, las incursiones profesionales en las distintas oportunidades para hacer turismo… turismo de montaña, de deporte, de aventura, de congresos y convenciones, de la juventud, de la tercera edad, de tierra, mar y aire… etc. etc.

Es la Venezuela que queremos, que tenemos en el candelero y sobre la cual tenemos la obligación de proyectar su desarrollo turístico, insistiendo una vez más, sin cansarnos, en las aseveraciones de la Organización Mundial del Turismo: “El turismo produce riqueza, para la persona, para la familia, para la comunidad, para el mundo entero.”

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