Dr. Carlos G. Jaime M.
El verbo NINGUNEAR es transitivo y según el diccionario de la lengua española significa: No hacer caso de alguien, no tomarlo en cuenta, o en consideración, o menospreciarlo. Octavio Paz lo define como hermetismo que, según algunos, caracteriza al macho mexicano. “los mexicanos nos disimulamos nosotros mismos, nos hacemos transparentes y fantasmales y también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos y los hagamos menos en actos deliberados y soberbios, los disimulamos de la manera más radical: Los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de alguien, ninguno. La nada pronto se individualiza y se hace cuerpo y ojos, se hace ninguno” (El laberinto de la soledad, fondo de cultura económica México 2000).
Este autor premio nobel de literatura, hace una clara descripción de la acción de ningunear explicándola de la siguiente manera:” El ninguneo se relaciona con el horror a la crítica y la disidencia intelectual, que suele transformar diferencias de opinión en querella personal, optando por ningunear para no enfrentar la crítica con argumentos. Luego entonces este acto no es igual a un simple acto de indiferencia involuntaria; es específicamente planeado y llevado a cabo por alguien contra un semejante, con la intencionalidad de mostrar desprecio o menospreciar al otro. También se da como comportamiento agresivo hacia el otro menospreciando sus logros, opiniones, su preparación, etc., llevados por un resentimiento larvado que existe, y que se hace ostensible cuando se tiene la oportunidad de demostrarlo”.
En definitiva, es una forma de expresión agresiva que no implica violencia física, pero sí verbal y psicológica, haciendo todo lo posible por hacerle notar al ninguneado, sentirse menospreciado, agredido y subestimado en los distintos niveles de su personalidad; tratando de afectarlo intelectualmente, especialmente si el ninguneo es continuo. Obviando sin darse cuenta, que esta actitud demuestra públicamente su escasa educación y personalidad conflictiva.
Creo prudente acotar, que toda persona por el solo hecho de serlo tiene un valor intrínseco que en todo momento debe ser objeto de consideración, aún para aquellos que hayan tenido una actitud reprobable. El acto lleva implícito que el menoscabo del otro pareciera una reivindicación intima, demostrando un comportamiento propio de adolescentes, o de inmadurez personal. De modo entonces que lo descrito hace sumamente fácil inferir las razones u orígenes del ninguneo que exhiben ciertos personajes de la política venezolana, que hoy circunstancialmente están en el poder.
Esto nos hace deducir que el ninguneo gubernamental es de exhibición pública y manifiesta hacia el ciudadano, lo que a su vez explica su actitud e indiferencia a la crisis humanitaria que ha impulsado la diáspora, y a los que nos hemos quedado en el país, nos tienen sufriendo una permanente humillación, manifiesta por la innegable deficiencia de los servicios públicos descritos como esenciales por Maslow, y más acentuada ahora con la pandemia.
Dicha circunstancia, fue aprovechada para generar una paranoia tratando de inhibir el natural instinto de protesta, por la deficiencia de servicios públicos, el alto costo de los alimentos y medicinas, causado por la hiperinflación más prolongada e intensa de la historia mundial. Esto se ha hecho aún más evidente con el proceso de vacunación. Primero retardando el vacunar al personal de salud haciéndolo por cuotas, a sabiendas que son los que están más expuestos al virus, y el resultado es el más alto porcentaje de fallecimientos del planeta en este sector. Ahora con la vacunación de los mayores, les están obligando a hacer larguísimas colas de espera sin tener la menor consideración con muchos de ellos, que por la edad sufren de limitaciones físicas.
La verdad es que el viejo refrán aquel que pregona que: “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”, en un momento dado la exasperación del pueblo es factible que haga tangible su rabia y resistencia, y entonces como dice un refrán popular mexicano:” Veremos de qué cuero salen las correas”.
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