Caracas.- Contundente, sin un ápice de dudas, Max Verstappen ratificó su status de piloto excepcional al capturar su segundo título de campeón mundial de Fórmula 1.

Atrás quedaron las protestas tras la última carrera del Mundial pasado, celebrada en Abu Dhabi, y en la cual rebasó en la última vuelta a Lewis Hamilton, luego de aprovechar el carro de seguridad para cambiar cauchos, mientras el piloto británico de Mercedes se mantenía en pista.

Esta maniobra, que provocó el despido del Director de Carrera de la FIA, Michael Masi, y la coronación del portentoso piloto neerlandés, copó entonces las páginas de los medios deportivos de todo el mundo, pero hoy, esos mismos medios, se rindieron a los pies de “Mad Max”, quien este año fue prácticamente invencible.

Talento y genes
Max Verstappen nació en la localidad holandesa de Hasselt el 30 de septiembre de 1997 y desde muy temprana edad se inclinó por el automovilismo, acicateado por sus padres, Jos Verstappen, expiloto de Fórmula 1 y Sophie Kumpen, campeona belga de karts.

Así, desde los cuatro años, mientras otros niños luchaban por pedalear bicicletas y otros tanto a patear pelotas, el pequeño Max ya aceleraba a fondo en su kart.

En 2013 ya era campeón de Europa en las categorías KF y KZ, por lo que se atrevió a competir en el Mundial de la disciplina, el cual también conquistó con 15 años.

Al año siguiente dio el gran paso a los monoplazas, concretamente en el Campeonato Europeo de Fórmula 3 de la FIA, ganando diez carreras sobre rivales que le aventajaban en edad y experiencia.

Cuentan que entonces perdió una carrera por un error, tras lo cual su padre lo abofeteó y lo dejó abandonado en la pista. De inmediato llamó a su mamá, quien lo fue a buscar. Dicen que ese fue el punto de fractura en el matrimonio Verstappen-Kumpen, pero también el momento en que el joven Max se volvió más metódico, implacable y prácticamente infalible en los circuitos.

En todo caso, su fenomenal temporada en la F3 Europea fue suficiente para convencer al asesor de deportes de motor de Red Bull, Helmut Marko, de su potencial y en agosto de 2014, Max, con 16 años, se unió a la familia de Red Bull para correr en la Fórmula 1 bajo los colores de Toro Rosso.

El 15 de marzo de 2015, con 17 años y 166 días, Max Verstappen se convirtió –en el Gran Premio de Australia- en el piloto más joven en debutar en la máxima categoría del automovilismo. Al final de esa campaña acumuló 49 puntos, algo difícil de concebir.

Su segunda temporada con Toro Rosso (la escuadra junior de Red Bull) fue un suceso, al punto que logró puntos en sus tres primeras carreras, por lo que fue reclutado por el equipo grande antes del Gran Premio de España.

Y los triunfos no se hicieron esperar. Max se ubicó tercero en las clasificaciones sabatinas de Montmeló y tras protagonizar una carrera inmaculada el domingo, consiguió su primera victoria en la F1, convirtiéndose en el ganador más joven en la historia de la F1.

En ese 2016, con 18 años, ofreció un espectáculo electrizante, subiendo al podio en siete ocasiones y sumando 204 puntos en su camino hacia el quinto puesto en la clasificación del Campeonato de Pilotos.

Pero lo mejor estaba por venir. En las dos temporadas siguientes, Max se estableció entre los grandes de la disciplina con triunfos en Malasia y México en 2017 y en Austria y México en 2018.

En 2019 el joven piloto neerlandés siguió en franco ascenso, preocupando a Lewis Hamilton y su escudería Mercedes, que habían implantado una férrea dictadura en las pistas. Consiguió tres victorias (en Austria, Alemania y Brasil) y nueve podios que le garantizaron el tercer lugar en la clasificación general de pilotos con 278 puntos.

Repitió Verstappen esa tercera casilla en 2020, donde al volante de su poderoso y fiable RB16 fue un consecuente invitado al podio. Ganó en el Gran Premio del 70º Aniversario, en Silverstone, y en la última carrera de la temporada en Abu Dhabi, pero donde protagonizó una prueba increíble fue en el Hungaroring, en la que tras chocar en la largada, en menos de un minuto el equipo Red Bull tuvo el auto listo para la carrera y Max fue capaz de llevarlo hasta la segunda posición.

El año pasado, tras 21 carreras y casi 23.000 vueltas disputadas, Verstappen y Hamilton llegaron empatados en puntos a Abu Dhabi, donde el joven neerlandés logró la controversial victoria que le acreditó el título.

Luego de asegurar el domingo anterior en Japón su segunda corona, no hay pocos que piensan que Max bien podría instaurar una dinastía como la de Michael Schumacher entre la década de los noventa e inicios de este siglo, y la del propio Lewis Hamilton, dueño y señor de la F1 hasta la aparición del indomable piloto de Hasselt.

Fuente: eluniversal.com